Joludi Blog

Nov 8
Cúpulas y Rocas
Cuando vas a Jerusalén, lo primero que ves a lo lejos, mirando desde una colina esa ciudad impropiamente llamada santa, es el dorado cegador de la Cúpula de la Roca, que es un monumento (que no mezquita) erigido sobre el solar del...

Cúpulas y Rocas

Cuando vas a Jerusalén, lo primero que ves a lo lejos, mirando desde una colina esa ciudad impropiamente llamada santa, es el dorado cegador de la Cúpula de la Roca, que es un monumento (que no mezquita) erigido sobre el solar del antiguo Templo de Salomón, para conmemorar lo que la tradición islámica llama el Viaje Nocturno del Profeta y en torno al cual los creyentes de uno y otro signo llevan matándose unos a otros desde hace siglos. Estos días se habla de nuevos incidentes en ese lugar terrible.

Según la tradición en la que creen los musulmanes, Mahoma voló hasta Jerusalén a lomos de la mula alada Al Buraq, para encontrarse allí nada menos que con Abraham, Moisés y Jesús. Aquel encuentro, que simboliza mucho del práctico sentido aglutinante y sincrético del islamismo, tuvo lugar, siempre según la tradición mahometana, junto a la roca bíblica del sacrificio de Isaac, donde en tiempos se levantaba el Templo de Salomón. Esa roca serviría al Profeta como roca fundacional de su religión, lo que nuevamente es ejemplo de habilidoso sincretismo, pues, en cierto modo, toda religión, confesión, secta, etc…que se precie debe, preferiblemente, ser fundada sobre una roca o conjunto de rocas, ya sea Stonenghe, la Roca de Pedro, o el Pilar de Zaragoza, pasando por el Beforo de Bouar en el centro de Africa, las rocas Tatetsuki en Japón, la roca de Scone de la Monarquía inglesa, o las Moai de la Isla de Pascua.

Y en cierto modo, también toda religión necesita una cúpula. Al menos las religiones monoteistas. Porque la cúpula simboliza conceptualmente el inmenso potencial integrador, globalizante, absorbente de las religiones del Libro, del monoteismo y el fundamentalismo. Son religiones cupulares, si se me permite la invención de la palabra. Y ahí radica justamente el peligro. Tomemos el catolicismo y observemos hasta que punto lo ha ido absorbiendo todo, digiriéndolo lentamente en el interior de su inmensa cúpula. Ha absorbido a los cultos paganos, a las herejías primitivas, a San Francisco de Asís, a los místicos, a la mecánica Newtoniana, al siglo de la Razón, a los movimientos de emancipación social…Incluso estos días leo que el Papa ha declarado que el Big Bang no refuta a Dios, sino que lo exige (craso error de comprensión, pues el Big Bang está fuera del tiempo, y debe entenderse como una singularidad que no requiere conceptualmente ninguna premisa causal ni temporal). O sea que también se absorbe la cosmología contemporánea. Todo es cupular y rocoso en los monoteismos. Todo se absorbe. Todo se integra y se fundamenta de forma pétrea. Y ese es el problema. El problema de la Roca. El problema de la Cúpula.


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