Joludi Blog

Mayo 24
Cosmética escatológica.
En la antigua Roma, la medicina y la cosmética tenían un gran aprecio por la orina humana. Desde Dioscórides hasta Estrabón, pasando por Apuleyo o Diodoro de Sicilia, encontramos muchas descripciones sobre la utilidad de la...

Cosmética escatológica.

En la antigua Roma, la medicina y la cosmética tenían un gran aprecio por la orina humana. Desde Dioscórides hasta Estrabón, pasando por Apuleyo o Diodoro de Sicilia, encontramos muchas descripciones sobre la utilidad de la orina para blanquear los dientes y recuperar la agudeza visual. También se usaba la orina de forma local, sobre todo para calmar jaquecas y curar heridas y quemaduras. Era usual lavar a los recién nacidos con orina. Plinio el Viejo, en Historia Natural, Libro 28, describe, en un larguísimo texto, varias de éstas y otras muchas aplicaciones de la orina humana, convirtiéndola realmente en una panacea capaz de curar las mordeduras de perro o serpiente o aliviar inmediatamente las quemaduras producidas por el sol (eso sí, en este caso mezclada con una yema de huevo o una ostra).
El valor medicinal y cosmético de las secreciones humanas no se limitaba además a la parte fluída, ni mucho menos. 
San Jerónimo, que fue consejero de damas romanas de la jet, entre 382 y 385 d.c., clamaba contra la odiosa costumbre de embadurnarse la cara con excrementos humanos a fin de preservar un cutis juvenil. Las diatribas del Santo son un testimonio temprano de hasta dónde se puede llegar para luchar contra la arruga. No es una cosa nueva.