
El Pacto.
“A aquel escritor se le acabaron las historias. Y eso le angustiaba.
Por más que se esforzaba no se le ocurría nada.
Una noche de insomnio, desesperado, pensó que sería capaz de dar cualquier cosa a cambio de un buen puñado de historias.
En ese mismo instante sonó el timbre de la puerta. Abrió.
Era un hombre extraño, vestido todo de negro. Evidentemente se trataba del diablo. Siempre es así en este tipo de circunstancias.
–Te ofrezco todas las historias que necesitas–dijo el maligno–Están contenidas en estos siete tomos que tengo en mi cartera.
–Venga ya. Seguro que me pides a cambio mi alma, y no estoy dispuesto–repuso el escritor.
–No. Eso lo hacíamos antes. Ya no cuela. Ahora buscamos acuerdos más viables.
–Y bien.
–No te pido nada en particular a cambio de estas historias que te darán la inspiración que necesitas para tus novelas. Tan solo que te comprometas a entregarme la vida en el mismo instante en que las hayas leído la totalidad de mis relatos. Y son 666, para ser exactos.
–Me lo temía. Quiero decir que me temía que fuesen 666. ¡Qué obsesión con el numerito dichoso!–respondió el escritor, mientras valoraba el trato.
–Lo tomas o lo dejas–dijo el Señor de las Tinieblas.
El escritor pensó que 666 historias eran muchas historias. No había necesidad de leerlas todas. Y seguro que eran buenísimas cada uno de ellas, viniendo de quien venían…
–¡Hecho! Acepto el trato–dijo el escritor.
–Perfecto–repuso el Diablo–Y se marchó lentamente escaleras abajo tras dejar en manos del escritor los siete gruesos tomos bellamente encuadernados.
A partir de aquella noche, el escritor comenzó a leer las historias. Eran extraordinarias. Cada una mejor que la otra. Allí estaban todas las pasiones humanas, todos los misterios del alma del hombre reflejados con una precisión y un ingenio inimitables. Eran relatos fascinantes, nunca vistos…
El escritor olvidó que su objetivo era tan solo inspirarse en esas historias para escribir las suyas propias.
Pasaron los días y las noches. A un tomo le siguió otro tomo.
Y finalmente, sin casi darse cuenta, el escritor llegó a la historia número 666. Era un breve relato que hablaba de un escritor que se había quedado sin ideas. El diablo le visitaba para ofrecerle inspiración a cambio de su vida.
En ese mismo instante, recordó el Pacto con el Maligno. Pero le quedaba tan solo una página para conocer el final.
Valoró la situación y decidió que no podía quedarse sin conocer el final.
Así que pasó de página…
Y en ese mismo instante…expiró.”