Exito y Fracaso.
Cuando yo era niño, perdí una importante partida de ajedrez en un campeonato. Era en San Sebastián, lo recuerdo bien. Para consolarme, el árbitro me dijo “tranquilo, perdiendo se aprende”.
Yo no entendí entonces absolutamente nada de esa idea. ¿Cómo que perdiendo se aprende? ¿Por qué?
Pero con los años, he logrado darme cuenta de que un gran especialista no es sino alguien que ya ha cometido todos los errores posibles en un campo muy específico, y sin perder nunca el entusiasmo…
Perdiendo se aprende. Es el éxito el que nos hace estúpidos y conservadores. Sobre todo conservadores. El fracaso, bien asimilado, es lo único que nos impulsa a la toma de riesgos y a explorar las formas de superación.
Carol Dweck, de la Universidad de Stanford, ha estudiado todo esto en profundidad, trabajando y experimentando con niños. En uno de sus test, la mitad de los niños recibe una felicitación sobre su inteligencia al realizar un trabajo. La otra mitad recibe una felicitación también, pero solo porque se han esforzado mucho. Indefectiblemente, en los test subsiguientes, los del primer grupo asumen menos riesgos y eligen las opciones fáciles, pero erróneas.
