Mayo
29

Primer impulso.
Si a diferentes grupos de personas se les somete a un test para que nos clasifiquen las mejores mermeladas, a su juicio, entre diez o doce marcas distintas, los resultados son consistentes, esperables y por lo general coinciden con la calidad objetiva de la mermelada.
Pero si a esas mismas personas se les pregunta que expliquen la razón de su preferencia, los resultados del test se vuelven caóticos. La gente trata de hacerse la lista y valora parámetros que en realidad son irrelevantes.
Una cosa es lo que racionalizamos, cuando nos ponemos a ello. Y otra cosa bien distinta es lo que sentimos en primera instancia.