Joludi Blog

Oct 20
Ideas
Los grandes pensadores que han pasado a la Historia de las Ideas siempre se han levantado sobre hombros de gigantes a menudo anónimos. En muchos casos, aquellos han resultado ser meros sistematizadores de ideas que estos han intuido antes, tal...

Ideas

Los grandes pensadores que han pasado a la Historia de las Ideas siempre se han levantado sobre hombros de gigantes a menudo anónimos. En muchos casos, aquellos han resultado ser meros sistematizadores de ideas que estos han intuido antes, tal vez de forma borrosa. De forma previa a Darwin, pongamos por caso, muchos otros habían percibido el mecanismo de la selección natural (y no me refiero solo a Galton, por supuesto). Por ejemplo, Kenelm Digby, ese personaje fascinante (en el fastuoso cuadro de arriba, de Van Dyck), a medias diplomático y genial filósofo esotérico, en un discurso pronunciado en Montpellier, 1657, se refiere a un comentario de Plutarco en el que el autor clásico comenta que los caballos que han sido perseguidos por el lobo cuando eran potros, suelen ser los más veloces. Digby dice que la explicación puede estar en una especie de entrenamiento, pero también en la selección natural, es decir, que solo los potros veloces son que sobreviven a la persecución del lobo…

Y así es todo. Lichtenberg, otro buen ejemplo de gigante de las ideas, poco reconocido, un siglo largo antes que Freud, ya decía que los sueños, si se interpretaban adecuadamente, arrojarían mucha luz sobre el alma de las personas (o sea, no sobre el mundo externo, sino sobre el interno, esta es la idea innovadora). Pero, matizaba Lichtenberg con sutileza, es preciso analizar no uno, sino muchos sueños…