Joludi Blog

Sep 21
Un mundo sin gente.
¿Qué pasaría en la tierra si la Humanidad desapareciera súbitamente, ahora mismo? Esta es la pregunta que ha dado origen al interesante libro del periodista de divulgación científica Alan Weisman titulado “The World Without...

Un mundo sin gente.

¿Qué pasaría en la tierra si la Humanidad desapareciera súbitamente, ahora mismo? Esta es la pregunta que ha dado origen al interesante libro del periodista de divulgación científica Alan Weisman titulado “The World Without Us”.

De acuerdo con el trabajo de Weisman, los edificios modernos se degradarán rápidamente, en menos de 200 años, como consecuencia de la ausencia del hombre, tal como lo demuestra la evolución de la ciudad ucraniana de Prypiat, abandonada tras el incidente nuclear de Chernóbil. La vegetación destruirá en un plazo relativamente breve, apenas un par de siglos, las grandes creaciones tecnológicas o arquitectónicas, ya se trate de maquinaria, autopistas, puertos, puentes, grandes estatuas o edificios. Todo ello despararecerá en unos pocos siglos. Las estatuas de bronce serán una de las pocas manufacturas humanas que quizá perduren algo mas, tal vez decenas de miles de años. Pero también desaparecerán víctimas de la corrosión y la degradación.

Los animales domesticados por el hombre se verán obligados a reciclarse en la vida salvaje, y algunos de ellos, como las vacas, que el hombre ha seleccionado, protegido y multiplicado primando criterios de productividad y no de autodefensa, se extinguirán irremediablemente. También se extinguirán, paradójicamente, algunas especies que ahora sólo subsisten gracias al hombre, como el Condor de California o el Oso Panda.

Las basuras que hemos creado pervivirán en el planeta durante bastante tiempo. Y seguirán aquí cuando apenas quede rastro de nuestra civilización.

Durante algunos miles de años, permanecerá el exceso de anhidrido carbónico que hemos aportado a la atmósfera, como triste recuerdo de nuestro paso por el planeta. Y desde luego, los cementerios nucleares que hemos creado imprudentemente, estarán activos no ya miles, sino millones de años.

Pero también desaparecerán.

Todo vestigio del hombre, tarde o temprano, nos dice Weisman, pasará al definitivo olvido. Sin dejar huellas.

Sólo hay una creación humana que podríamos calificar de eterna, según el autor. Se trata justamente de las ondas electromagnéticas creadas por el hombre, como, por ejemplo, los programas de televisión. Estas ondas continuarán indefinidamente viajando por las galaxias, por los siglos de los siglos, mucho más allá de la frontera temporal que marque la completa extinción de cualquier vestigio del fenómeno humano.

Es este un dato que me produce escalofríos. Cuando el Partenon sea solo polvo en una playa; cuando el Museo del Prado sea simplemente un puñado de moléculas de arena en suspensión atenuando el sol de un ocaso, cuando la luz genial de Michelangelo, de Shakespeare de Proust o de Mozart se haya diluido en la tenebrosa infinitud de los tiempos…Cuando todo eso haya desaparecido en la insondable eternidad…aún seguirán circulando por el universo las imágenes de los chicos y chicas de Gran Hermano, y de sus insoportables, míserables, sórdidas y estúpidas preocupaciones.

¡Qué espanto cósmico! ¡Que insufrible constatación de un dato científico!


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