Joludi Blog

Ene 25
Mi veleta.
Tengo una veleta en el tejado de mi casa. Debe estar oxidada, porque no cambia de dirección con el viento, como debiera. Hoy alguien me ha dicho que debo arreglarla. Pero el caso es que a mí me gusta así. Mi veleta es una veleta obstinada,...

Mi veleta.

Tengo una veleta en el tejado de mi casa. Debe estar oxidada, porque no cambia de dirección con el viento, como debiera. Hoy alguien me ha dicho que debo arreglarla. Pero el caso es que a mí me gusta así. Mi veleta es una veleta obstinada, con principios. No se inmuta por fuertes que sean las rachas. Ni siquiera por los vendavales. Ella tiene su propio rumbo. No deja que se lo marquen. Cuando el óxido acabe por convertirla en polvo o si, hecha pedazos, se la lleva lejos un golpe de furioso viento, yo lo voy a sentir. Iré a la tienda a buscar otra veleta igual. Otra veleta que solo indique su propio rumbo. Otra veleta que se niegue a girar, que no se pliegue a las fuerzas externas. Me tomarán por loco. Pero yo me entiendo. Y mi veleta también.


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