Joludi Blog

Oct 29
La vida se abre camino.
Hoy he visto en alguna parte la noticia de que podría haber millones de planetas parecidos a la Tierra en el Universo conocido. Y eso, entre otras muchas cosas, hace pensar que difícilmente la vida es exclusiva de nuestro...

La vida se abre camino.

Hoy he visto en alguna parte la noticia de que podría haber millones de planetas parecidos a la Tierra en el Universo conocido. Y eso, entre otras muchas cosas, hace pensar que difícilmente la vida es exclusiva de nuestro planeta. Es seguro que la vida se ha abierto camino en muchos otros lugares, mas o menos inhóspitos, que ni siquiera imaginamos. Basta una mirada a lo que ocurre aquí mismo para entender que la fuerza vital puede haberse abierto ya camino en un trillón de lugares del cosmos. Por ejemplo, aquí en la Tierra, se sabe que el microbio llamado arquea 121 (en la foto) resiste justamente temperaturas de 121 grados centígrados. Fue descubierto en una fuente termal de la costa Atlántica de Estados Unidos, allá por el año 2003. Su aparición y la constatación de su viabilidad a temperaturas tan altísimas, constituyó en sí misma una bonita refutación de la idea según la cual el autoclave esteriliza completamente los objetos. No es así. Por lo menos parece claro que arquea 121 no está de acuerdo.
La vida muestra una indomeñable resistencia a perecer, por adversas que sean las condiciones.
Podríamos fijarnos también en los mosquitos del Himalaya, que siguen tan campantes a 16 bajo cero, los organismos como el alkaliphilus de Transvaal o el ferroplasma acidarmanus, que sobreviven respectivamente en medios tan alcalinos como ph 12,5 o tan ácidos como ph 0. O las halobacterias, que viven en soluciones salinas 10 veces más concentradas que el agua de mar.  O los methanogenos que subsisten sin oxígeno. O el deinococus radiodurans, que resiste radiación nuclear en una intensidad 1000 veces mayor que la dosis letal para tí y para mí. O los tardigrados, de los que ya he hablado antes, entre cuyas proezas está la de resistir en el vacío.
Pero mi favorita, en términos de resistencia, es una bacteria, cuyo nombre desconozco, que es capaz de vivir largo tiempo aislada en un cristal de sal. 250 millones de años exactamente. Si hay algo así que está vivo aquí tras 250 millones de años, puede estar ocurriendo cualquier cosa ahí fuera.