Joludi Blog

Mayo 1
Día del Ocio.
Cada año que pasa, el Día del Trabajo resulta más anacrónico. ¿Qué sentido tiene en la actualidad celebrar algo como el trabajo, que el sistema de mercado ha logrado ya convertir casi en una maldición?
Decir hoy en día trabajo empieza a...

Día del Ocio.

Cada año que pasa, el Día del Trabajo resulta más anacrónico. ¿Qué sentido tiene en la actualidad celebrar algo como el trabajo, que el sistema de mercado ha logrado ya convertir casi en una maldición?
Decir hoy en día trabajo empieza a ser evocar esfuerzo inútil. O injusticia social. O sumisión servil. O frustración. O acoso cotidiano. O ansiedad existencial…
Han conseguido que se llene la palabra trabajo de casi todas las connotaciones negativas derivadas de una época de infinita desorientación y falta de futuro. Han conseguido que se invierta la significación de un concepto que nuestros padres y antepasados reverenciaban como el eje que articulaba y armonizaba la vida personal y la organización colectiva, y que ahora es más bien sinónimo de confrontación social y conflicto. Conflicto entre jóvenes y maduros, entre autónomos y empleados, entre nuevas tecnologías y mano de obra tradicional, entre vida famiiar y jornada laboral interminable, entre emigrantes y nacionales, entre empleados estables y empleados precarios…
El sistema está convirtiendo a los trabajadores o a los que aspiran a serlo en algo así como gladiadores a los que se obliga a poner en juego cada día la vida en la arena del circo laboral, pugnando unos con otros en una especie de interminable combate por la obtención o mantenimiento de un empleo imposible o invivible.
No. No creo que tenga mucho sentido ahora celebrar el Día del Trabajo o los Trabajadores. Si acaso celebremos el Día del Salario o Día de la Nómina, que es lo que realmente se ansía. Pero, tampoco. Qué espanto…
Lo que habría que hacer es reconvertir esta jornada del Primero de Mayo en una oportunidad para la afirmación del ocio liberador y para para la negación radical de un sistema laboral alienante y opresor, que fabrica y distribuye mucha desdicha y desesperanza. Desdicha y desesperanza para los que consiguen el milagro de un puesto de trabajo y aún mucha más desdicha y desesperanza para los que se debaten indefinidamente por conseguirlo.
Solo ese puede ser el sentido de un Primero de Mayo en nuestros tiempos. Nada de día de los trabajadores. Más bien el día de los que se niegan a colaborar en la consolidación de esa nueva forma de mercado de esclavos que la codicia de unos pocos, junto la complicidad pasiva de muchos, ha conseguido hacer del mundo del trabajo


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