Joludi Blog

Mayo 28
El niño de los afiladísimos dardos.
Marta me pregunta sobre Cupido. ¿Por qué es un niño? ¿Por qué lanza flechas?
La primera cuestión tiene muchas posibles respuestas. Para los griegos, Eros era el hijo de Afrodita, por lo tanto, para enfatizar ese...

El niño de los afiladísimos dardos.

Marta me pregunta sobre Cupido. ¿Por qué es un niño? ¿Por qué lanza flechas?
La primera cuestión tiene muchas posibles respuestas. Para los griegos, Eros era el hijo de Afrodita, por lo tanto, para enfatizar ese origen, convenía representarlo como un niño. Quizá también entre en juego en esa representación la consabida aceptación de la pederastia y el homoerotismo en el mundo neoclásico, aquello a lo que Bradomín denominaba “el placer de los efebos”. Hay mas formas de verlo. La Helena del Sueño de una Noche de Verano, está convencida de que Cupido se pinta como un niño porque solo al amor y a los niños es muy fácil engañar. Homero nos dice que el amor roba el sentido incluso a los hombres más sabios; los hace niños, entonces. Puede ser.
En cuanto a las flechas, es asunto aún mas interesante. Pintar al dios del Amor como un guerrero puede ser el reflejo de las grandes similitudes que los hombres han visto siempre entre el amor y la guerra. Blake nos dice en un poema que la obsesión helénica por la guerra y por el amor, fue justamente la que hizo de Cupido un lanzador de flechas.
Pero quizá hay una explicación más profunda para esas flechas de Eros. Pensemos en que una de las formas mas primitivas y más universales de la magia nos conduce al acto de clavar alfileres en las representaciones de la persona a la que se quiere controlar o hechizar. Y pensemos también que los primeros rituales mágicos debieron tener relación con el amor, tal como nos sugiere la historia de la literatura. Píndaro, en la Pítica Cuarta, nos cuenta que la primera vez que la “Señora de los Agudísimos Dardos”, es decir, Afrodita, bajó del Olimpo, envío a los hombres el pájaro de la locura amorosa (la mejor de las cuatro locuras a las que hace referencia Platón en el Fedro), y enseñó seguidamente a Jasón el ritual mágico para conquistar el corazón de Medea.
La magia, por lo tanto, mitológicamente hablando, nace como el supremo instrumento de dominio amoroso. El amor es el ámbito natural, más propio y más genuino de la magia. Tal vez porque el amor es aquello que siendo esencial y familiar en nuestras vidas, es al mismo tiempo algo que se mueve por mecanismos misteriosos que no acabamos nunca de explicar por la mera razón. La magia presupone una red de vínculos entre cosas que aparentemente están muy distantes y que precisamente el hechizo es capaz de unir o acercar. Por eso las personas que acuden a videntes o adivinadores, lo hacen, los más de los casos, movidos de un ansia por comprender los enigmáticos mecanismos del amor y del deseo.
Por todo ello, tiene pleno sentido que Cupido lance flechas, como lo hacía su madre Venus. Y que cada una de esas flechas evoque el ritual mágico y ancestral de clavar alfileres en la imagen de aquella persona a la que se quiere poseer. Y son flechas que pueden conseguir la atracción o el rechazo. No olvidemos que Cupido siempre lleva dos tipos de dardos en el carcaj; unos con punta de oro, los otros con punta de plomo, según el divino arquero pretenda provocar el deseo o el disgusto; el mito de Dafne, huyendo de Apolo, nos evoca a un Cupido vengativo por el menosprecio del dios, que ha lanzado sobre la bella princesa uno de sus fatales dardos plúmbeos.


  1. joludi ha dicho: QuĂ© bien vista esa dualidad…
  2. infinismundi ha dicho: Quizas tambien porque el amor se siente como una punzada en el corazon o las tripas
  3. joludi ha publicado esto