Joludi Blog

Jul 23
Mentiras.
Me dice un amable lector que no está nada de acuerdo con mi post en torno a las similitudes de nuestro tiempo con la Alemania del III Reich. Según él, no son situaciones iguales y no se pueden comparar.
Le doy la razón al 50%. No son...

Mentiras.

Me dice un amable lector que no está nada de acuerdo con mi post en torno a las similitudes de nuestro tiempo con la Alemania del III Reich. Según él, no son situaciones iguales y no se pueden comparar.
Le doy la razón al 50%. No son situaciones iguales, en efecto. Pero se pueden (y creo que se deben) comparar.
Por muchas razones..
Por ejemplo, la apoteósis de la mentira que estamos viviendo. Algo típicamente nazi. Todo el mundo recuerda la idea de tintes goebbelianos según la cual la misión de la propaganda no es otra sino repetir una y otra vez la mentira hasta que la gente la tome por verdad.
Tomemos como ejemplo el discurso de anteayer de Trump, a quien con mucha razón Ted Cruz ha calificado de mentiroso compulsivo.
En ese discurso, orientado a dar una imagen catastrófica de los Estados Unidos en este momento (lo mismo que hacía Hitler con respecto a la Alemania de Weimar) todo es mentira. O media mentira, que casi es peor, porque ciertamente cuesta mas desmontar las medias mentiras que las mentiras puras y duras.
Trump dijo en Cleveland, por ejemplo, que los suicidios en las 50 mayores ciudades norteamericanas han aumentado un 17% en el último año, lo que representaría, de ser cierto, el mayor incremento del último cuarto de siglo. Esto es verdad, pero solo si se excluye de la lista de las ciudades a Nueva York, que es precisamente lo que ha hecho Trump, sesgando a su gusto los datos estadísticos. También ha dicho Trump que en lo que llevamos de año los policías asesinados han aumentado un 50%. Esto no es verdad. El dato correcto sería 44%, y aún así, sería el resultado de tomar el valor estadístico justo después del muy reciente atentado de Dallas, en el que murieron cinco policías, con lo que la significación estadística queda condicionada (tendríamos 21 policías muertos, en lugar de 26). Si el dato se hubiese tomado solo un día antes de ese crimen, la variación sería estrictamente de un 16% (21 frente a 18). En realidad, pese a los atentados de Dallas y Baton Rouge, es poco probable que este año el número de policías asesinados supere significativamente la cifra total del 2015, que fue de 41. Y mucho menos plausible que llegue a datos como los de 2007, con Bush en el gobierno, cuando las bajas policiales llegaron a 70.
También es falso, o al menos torticero, decir desde la tribuna de Cleveland que hay 180.000 extranjeros en libertad en Estados Unidos con antecedentes penales. Esa afirmación presenta ante los ojos de la audiencia un verdadero ejército de malhechores dispuestos a cometer los más terribles crímenes. Pero la realidad es que la inmensa mayoría de esos 180.000 extranjeros son simplemente inmigrantes que han entrado en Estados Unidos como han podido y con el único objetivo de ganarse decentemente la vida. Sus “antecedentes penales” son los derivados únicamente de su condición de inmigrantes ilegales.
Hablando de economía, Trump denuncia que los jóvenes negros sufren un desempleo del 58%. Esto es también falso. La cifra correcta es la del 31%.
Se indigna Trump diciendo que la fuerza laboral norteamericana está desapareciendo. Y menciona el dato (correcto) de que con la administración Obama han dejado de trabajar 14 millones de ciudadanos. Lo que olvida decir es que la gran mayoría de esa cifra se corresponde con gente que se ha jubilado o pre-jubilado. Y lo abultado de esa cantidad tiene relación con la explosión demográfica que tuvo lugar a finales de los 50 y principios de los 60. Basta echar un vistazo a las pirámides de población para entender el significado de esos 14 millones de personas que salen del mercado laboral norteamericano. La realidad sobre ese mercado laboral es que la administración Obama puede presumir de haber creado más de 15 millones de nuevos puestos de trabajo y que el desempleo actual está en mínimos históricos.
También ha dicho Trump que el ingreso medio de las familias norteamericanas es 4.000 dólares más bajo que en el año 2000. Es otra mentira. La afirmación pudiera ser cierta hace 2 años, no ahora, que ya se están superando los niveles de ingresos del comienzo del milenio.
Me he extendido un poco en todo esto para mostrar hasta qué punto las audiencias tienden a aceptar y admitir las mentiras divulgadas mediáticamente, especialmente cuando avalan sus creencias y prejuicios, sobre todo si se repiten una y otra vez.
Trump, por lo tanto, seguirá mintiendo y mintiendo. Como lo hacen tantos políticos en todas las latitudes. Y la gente (su gente al menos) acabará por dar por indiscutibles esas mentiras.
Eso es justamente lo que supo ver, sagazmente, Goebbels y su equipo de perversos propagandistas. Y la eficacia que consiguió fue extraordinaria. Te daré una útima prueba al respecto. ¿Verdad que Hitler, pese a ser un genocida, hizo también cosas buenas, como las autopistas alemanas, tal como indica el famoso poster del Führer pala en mano que reproduzco arriba?
Pues no es verdad. Al menos no es verdad lo de las autopistas, tan cacareadas. Las Autobähn alemanas las planificó y puso en marcha la República de Weimar, no Hitler ni sus secuaces. Así de sencillo. Pero seguramente, querido lector, tú y mucha gente más, pensabas otra cosa.
Esto es lo que dijo Goebbels ¿no?, o sea, que una mentira repetida el suficiente número de veces se convierte en una verdad aceptada. Pues sí.
Por cierto, esto no lo dijo nunca Goebbels (o por lo menos no consta documentalmente que lo haya dicho), aunque se le ha atribuido tantísimas veces la frase a ese vocero nefasto del III Reich que ya se ha convertido en verdad universalmente aceptaba.
Un curioso caso de autorreferencia.


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  7. infinismundi ha dicho: Mentiras y neolengua : llamar regularización a la amnistia fiscal
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