Joludi Blog

Sep 11
Arroz y epigramas.
Me cuenta Angel, mi camarada de mus, mientras damos cuenta en El Rey Gambón de un maravilloso, insuperable arroz caldoso (que yo me esfuerzo en imitar en mis fogones sin conseguirlo), que en algún momento él ha considerado exportar...

Arroz y epigramas.

Me cuenta Angel, mi camarada de mus, mientras damos cuenta en El Rey Gambón de un maravilloso, insuperable arroz caldoso (que yo me esfuerzo en imitar en mis fogones sin conseguirlo), que en algún momento él ha considerado exportar setas españolas a Italia.
No es pequeño desafío. Le digo a Angel que los italianos son expertos en setas desde el principio de los tiempos. Para argumentarlo, le menciono algún epigrama de Marcial que viene al pelo: “argentum atque aurum facile est laenamque togaque / mittere: boletus mittere difficile est”. Es decir, “resulta fácil regalar oro y plata, o una toga; lo que es difícil es regalar setas”.
Junto con las ostras y el rodaballo, los boletus eran el summum del deleite gastronómico para los romanos.
En realidad, le digo a Angel, nadie como el poeta de Calatayud para entender como vivían, pensaban y gozaban de verdad los romanos. Y no solo en asuntos culinarios. Debería ser mucho más leído.
Porque, además, la mayoría de los epigramas sarcásticos de Marcial tienen una vis cómica deliciosa que nos resulta extrañamente familar.
Aprovecho, mientras Angel llena mi copa de un poco más de Martin Codax, para mencionarle alguno más de esos “haikus” satíricos latinos de Marcial.  
En uno de los epigramas más conocidos, por ejemplo, recrimina Marcial a un conocido que ha cortado la lengua a su esclavo para que no cuente sus miserias, y lo hace preguntándole si es consciente de que la gente seguirá contando tan ricamente todo aquello que el esclavo ya no podrá contar (“abcisa servum quid figis, Pontice, lingua?/ nescis tu populum, quod tacet ille loqui?”). Es esta una reflexión que se podrían hacer muchos gobernantes antes de censurar o presionar a los medios de comunicación que creen controlar.
En otro epigrama, Marcial, se burla de una ex amante (Thais) que le dice que él ya está mayor para el sexo. Y el poeta le replica a la harpía con sumo desparpajo, diciéndole que para disfrutar del sexo oral nadie está en verdad demasiado mayor, lo cual hasta cierto punto es indudablemente cierto…(“quid me, Thai, senem subinde dicis? Nemo est, Thai, senex ad irrumandum”.)
En este último epigrama, le digo a Angel, que me escucha en un inteligente silencio, para evitar que se enfríe el manjar, aparece el curioso verbo latino irrumare, cuyo significado es fácil de imaginar (aunque en Roma tenía generalmente este verbo procaz un sentido de humillación violenta en relación con quien lo ejercía, y no de mera práctica sexual gozosa).
Irrumare viene a ser la traducción latina del griego lesbiazein, que si suena a Lesbos es por algo, ya que, curiosamente, para los antiguos, hasta el siglo IV d.c, por lo menos, la práctica “lésbica“ no se refería a algo que se realizase entre mujeres sino simple y llanamente a la fellatio (palabra vinculada, por cierto, por su raíz indoeuropea con felicidad y fémina, a través de la noción común de amamantar, alimentar, hacer crecer). El lesbiazein era práctica realizada por una prostituta sobre un varón. Una prostituta experta, como las que se pensaba poblaban la isla que ahora es tan tristemente famosa por otras razones.
En fin, solo añadir que irrumare se deriva del sustantivo latino ruma, garganta, que a su vez está relacionado con el verbo latino ruminare, mascar, masticar.
Ruma y ruminare tienen a su vez relación con nuestro rumiar, lo que es obvio, y con nuestro rumor, lo que es menos obvio, a no ser que nos fijemos en que expandir rumores es algo que se parece a ese movimiento contínuo, cerril y mecánico que realizan los rumiantes con el morro…
Y diciendo esto me callo por fin la boca, para seguir rumiando, en éxtasis, con el mejor arroz con bogavante que he probado en siglos…Primum vivere, deinde philosophare…


  1. joludi ha publicado esto