Joludi Blog

Jul 30
Cola Pesce.
Toda Italia se enardece con los éxitos de la formidable Pellegrini en el mundial de natación (una “figlia de l'arte” pues su padre también fue un gran nadador). Quizá sea porque la natación tiene muchas raíces en este país que parece...

Cola Pesce.

Toda Italia se enardece con los éxitos de la formidable Pellegrini en el mundial de natación (una “figlia de l'arte” pues su padre también fue un gran nadador). Quizá sea porque la natación tiene muchas raíces en este país que parece nacido del mar. Una de las más bellas fábulas tradicionales italianas nos habla de un niño nadador siciliano (de Mesina) a quien el malvado rey medieval obliga a bajar al fondo del mar una y otra vez para recuperar una copa que el monarca arroja. El sacrificado niño buceador consigue repetidamente recoger la copa, cada vez en aguas más profundas. Hasta que en una de sus inmersiones, desaparece para siempre. Pero antes ha informado al Rey que toda Sicilia reposa sobre tres columnas. Una de ellas se conserva en buen estado, otra está dañada y la tercera ya no sujeta nada. He aquí pues una deliciosa explicación fabulada de los riesgos sísmicos de la región. Cervantes (que convaleció en Mesina de sus heridas en Lepanto) se hace eco en el Quijote de esta hermosa leyenda. Y lo más curioso es que pone en boca del Quijote la noción de que un verdadero caballero debe ser diestro, entre otras muchísimas cosas, en el arte de nadar. Se olvidó de añadir “y guardar la ropa”, que es lo que en estos tiempos parece mas esencial.

He aquí lo que Don Quijote nos dice que deben ser los talentos de un verdadero caballero. Una deliciosa ironía:

“Ha de ser jurisperito, y saber las leyes de la justicia distributiva y conmutativa, para dar a cada uno lo que es suyo y lo que le conviene; ha de ser teólogo, para saber dar razón de la cristiana ley que profesa, clara y distintamente, adondequiera que le fuere pedido; ha de ser médico y principalmente herbolario, para conocer en mitad de los despoblados y  desiertos las yerbas que tienen virtud de sanar las heridas, que no ha de andar el caballero andante a cada triquete buscando quien se las cure; ha de ser astrólogo, para conocer por las estrellas cuántas horas son pasadas de la noche, y en qué parte y en qué clima del mundo se halla; ha de saber las matemáticas, porque a cada paso se le ofrecerá tener necesidad dellas; y, dejando aparte que ha de estar adornado de todas las virtudes teologales y cardinales, descendiendo a otras menudencias, digo que ha de saber nadar como dicen que nadaba el peje Nicolás o Nicolao; ha de saber herrar un caballo y aderezar la silla y el freno; y, volviendo a lo de arriba, ha de guardar la fe a Dios y a su dama; ha de ser casto en los pensamientos, honesto en las palabras, liberal en las obras, valiente en los hechos, sufrido en los trabajos, caritativo con los menesterosos, y, finalmente, mantenedor de la verdad, aunque le cueste la vida el defenderla.”