Joludi Blog

Oct 26
Las cosas razonables.
En el discurso de investidura de esta tarde, el candidato ha usado profusamente, como no podía ser de otro modo, su segunda palabra favorita, a saber, el adjetivo “razonable”. Lo ha hecho un total de 8 veces, lo que parece...

Las cosas razonables.

En el discurso de investidura de esta tarde, el candidato ha usado profusamente, como no podía ser de otro modo, su segunda palabra favorita, a saber, el adjetivo “razonable”. Lo ha hecho un total de 8 veces, lo que parece delatar una cierta dificultad expresiva por parte de quien le escribe los discursos al preboste. El idioma castellano es rico y habría sido posible y conveniente utilizar los múltiples y variados sinónimos disponibles para expresar una idea tan vacua, genérica y ambigua como la que connota “razonable”. Porque ¿qué es razonable? Pues lo que tú quieres que sea. Todo puede ser y no ser razonable. Eso la convierte en palabra apreciadísima por los políticos. Tiene un valor profiláctico, protector…Nadie puede juzgarnos mal o criticarnos si proponemos algo razonable.
En cambio, en el discurso de esta tarde, el candidato no ha pronunciado más que una sola vez la que sin duda es su palabra preferida, el sustantivo cosa. Me ha sorprendido. Pero pienso que esta anomalía puede deberse a un esfuerzo del orador por darle al discurso una cierta solemnidad o formalismo que no se compadece con un léxico excesivamente simple y popular como el que delata la elevada frecuencia de la modestísima palabra cosa. Pronto le veremos retornar a sus cosas…Al tiempo.
Cosa, al igual que razonable, también es palabra propia de gente muy cautelosa y precavida.
Cosa proviene del latín “causa”.
En latín, “causa” era un participio del verbo caveo y, tenía precisamente el significado de protección, de acción de retirarse a un lugar seguro…Este participio, causa, que en origen era sinónimo de “refugio” o “protección” se abrió camino en el mundo del derecho romano. En los tribunales de Roma, estaba protegido quien tenía una justificación para sus actos, es decir, una causa. Pero con esta utilización forense, “causa” se convirtió pronto en sinónimo de cuestión enjuiciada (también en nuestro ámbito judicial tiene este mismo significado). Y desde este amplio uso jurídico, “causa” llego a significar entre los latinos, cualquier asunto, tema o entidad.
Entendemos entonces mejor, gracias a la etimología, esa manía que tiene el jefe del ejecutivo español por pronunciar en todo momento la palabra cosa, heredera legítima del caveo y pariente por ello de cautela “Es preciso hacer las cosas que hay que hacer”, “estamos haciendo bien las cosas”, “somos un gobierno que hace cosas importantes”…todas esas son expresiones muy características de este político profesional. Porque, al igual que ocurre con la palabra razonable, no significan absolutamente nada. O, mejor dicho, significan lo que queramos que signifiquen. Y, por ello, nos protegen.
Hacer cosas razonables. En eso se podría sintetizar la mayoría de los discursos de prebostes y prebostillos. Es decir, humo, flatus vocis, nada, niente, nichevó…Pero es lo que hay.
Y así son las cosas. Las cosas razonables.


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