Joludi Blog

Oct 29
Muerte y vida.
La belleza nunca tiene un por qué. Pero cada Otoño, uno tiene la inquietud de saber por qué las hojas de los árboles adquieren un color tan hermoso; al fin y al cabo, en el ámbito de la Naturaleza, a diferencia del medio humano, nada...

Muerte y vida.

La belleza nunca tiene un por qué. Pero cada Otoño, uno tiene la inquietud de saber por qué las hojas de los árboles adquieren un color tan hermoso; al fin y al cabo, en el ámbito de la Naturaleza, a diferencia del medio humano, nada es porque sí…
Hay muchas teorías. Hasta ahora predominaban dos. La primera era atribuir la coloración de las hojas a un intento del árbol por atraer insectos que pudiesen favorecer la polinización. La segunda era de sentido opuesto: el vivo color debería transmitir a las plagas la idea de que el árbol está muy sano y resulta por ello menos vulnerable para la invasión de la peste.
Ambas teorías están descalificadas por las más recientes investigaciones.
Lo que al parecer explica el espectáculo visual de los árboles en Otoño es algo mucho más interesante y, si me apuras, consolador. Esas hojas de colores, según creen haber demostrado investigadores de la Universidad de Vermont (Abby van den Berg et al.) son una especie de gafas de sol para el árbol, y poseen un alto índice de protección ultravioleta, especialmente las de tonos rojos. Gracias a esta protección, las hojas senescentes, que ya viven sus últimos momentos, pueden prestar un último y vital servicio al árbol, de cara a las dificultades del inminente invierno.
Por lo tanto, querido lector, cuando veas estos días las hojas multicolor de un árbol en toda su gloria otoñal, no pienses solo en la belleza. Piensa también en que esas criaturas vegetales, ya camino de la muerte, están volcadas en en entregar vida, justo cuando se apaga la suya.


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