Joludi Blog

Nov 2
Al final de la cadena está el lager.
En la entrega de los premios Andersen, Haruki Murakami ha dicho palabras que deberíamos grabar en las paredes de nuestras casas: “no importa lo alto que construyamos los muros, no importa lo rigurosos que seamos...

Al final de la cadena está el lager.

En la entrega de los premios Andersen, Haruki Murakami ha dicho palabras que deberíamos grabar en las paredes de nuestras casas: “no importa lo alto que construyamos los muros, no importa lo rigurosos que seamos excluyendo a los extranjeros, no importa cómo reescribamos la Historia para ajustarse a nosotros, acabaremos dañándonos y perjudicándonos nosotros mismos”
Y hace años, Primo Levi, en el prólogo de “Se questo è un uomo”, escribió “A muchos, individuos o pueblos, puede suceder que den por supuesto, más o menos conscientemente, que todo extranjero es un enemigo. Por lo menos, esta convicción yace en el fondo de las almas como una infección latente; se manifiesta solo en acciones inconexas y descoordinadas y no está en el origen de ningún sistema de pensamiento. Pero cuando sobreviene, cuando el dogma implícito se convierte en la premisa mayor de un silogismo, entonces, al final de la cadena, está el lager.”
Hoy, cuando ya estoy preparando la visita a Auschwitz del próximo sábado, estas palabras me parece que tienen un sentido intemporal. Da lo mismo que se hayan pronunciado hace décadas, como es el caso de las de Primo Levi, o anteayer mismo, como es el caso de las de Murakami. Son verdades eternas. Avisos para la especie humana.


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