
Leyenda china.
“Una leyenda china nos habla de un campesino que perdió su azada. Estaba convencido de que el ladrón había sido su vecino, el de la cabaña en la cima de la colina. Subió hasta aquella cabaña. No le dijo nada, pero se dio cuenta de que su vecino miraba como si hubiese robado una azada, se movía como si hubiese robado una azada, hasta recogía las mazorcas de maiz como si hubiese robado una azada.
De vuelta, el campesino que se había quedado sin azada, se quedó adormilado sobre la mesa. Y entonces, en sueños, recordó que había dejado la azada entre unos arbustos. Se apresuró hasta allí y la encontró.
Y entonces, intrigado, el campesino que había perdido la azada, subió de nuevo a la cabaña que está en lo alto de la colina.
Miró a su vecino y le sorprendió comprobar que ya no hablaba como los que roban azadas. Ni se movía como los que roban azabas. Ni siquiera recogía mazorcas de maiz como los que robaban azadas.”