Cuando el procesado recibe la orden de entrar en prisión y la acata disciplinadamente, suele disponer de la opción de elegir cárcel. A mí me parece fascinante y muy metafórico esta concesión. Viene a ser la expresión más perfecta de nuestra libertad como humanos, que no es otra, parafraseando a Sartre, sino elegir libremente la forma de vivir nuestra falta de libertad.