Sobre Punset, Gustavo Bueno y la etimología de las palabras.
En un post anterior comenté una idea muy interesante de Eduardo Punset: “la felicidad está en la antesala de la felicidad”.
Como suelo hacer, cuando encuentro una idea que creo profunda, me empeño en una reflexión etimológica. Buscar la raíz de las palabras usualmente confirma a veces la validez de las ideas. Es un poco lo contrario de lo que aconsejaba Misón, uno de los Siete Sabios de Grecia, que recomendaba buscar entender las palabras a través de las cosas y no al revés. La razón es que el lenguaje tiene su propia sabiduría, conformada a lo largo de los siglos. Explorar la etimología de un término ofrece siempre claves inesperadas sobre la naturaleza de las cosas denotadas por esos términos.
Así que me puse a meditar sobre el origen etimológico de la palabra “felicidad”, cuyo origen es el latín “felix”. Pero recordé que, felix no significa en latín felix, sino “afortunado”, con suerte (me bastó recordar la famosa frase latina que aparece en el Quijote “donec erit felix multos amicos numerabis…”, “mientras tengas fortuna muchos amigos tendrás…”) Así que no seguí por ese camino.
Pensé en otro término que refleja de forma más precisa la idea castellana de felicidad. Se trata de “laetitia”, término del que deriva el nombre de pila “Leticia”. Esto sí que es felicidad en latín, con el mismo significado que nosotros le damos a nuestra palabra.
Pero tampoco ahí parecía haber mucho que rascar. De hecho, me acordé de una aportación de Gustavo Bueno, el profesor de filosofía de Oviedo (que es el que ha acuñado la afortunadísima expresión de “pensamiento bambi” para calificar la línea de argumentación habitual del actual presidente del gobierno.)
Gustavo Bueno sostiene que “laetitia” proviene de “láctea”, es decir, se deriva de leche en latín. La idea del profesor Bueno es que no hay estado de felicidad más puro que el del niño que acaba de terminar de mamar. Y Bueno nos dice que por eso los latinos llamaban a la felicidad “laeticia”. Cuando uno ve spots como el que reproduzco aquí, para el canal de televisión MTV, la verdad es que siente que la interpretación etimológica de Bueno es muy plausible…
Pero no es así. Diga lo que diga el catedrático, yo puedo asegurar que laetitia no tiene ninguna relación con láctea. Ni muchísimo menos. Desde el punto de vista lingüístico ya era muy sospechoso que lactea hubiera derivado en “laeta” perdiendo, dentro del propio latín, el sonido C/K/CH, cosa que no ha ocurrido por ejemplo en la evolución al castellano “leche”. Claro que no. La palabra latina “laetitia” proviene del sustantivo latino “laetus” que a su vez es el origen del vocablo italiano “lieto, que significa alegre. Y por su parte, el "laetus” latino es precisamente el término que ellos utilizaban para referirse al abono con el que se fertilizaban los campos en el Lacio. De ahí se deriva la palabra italiana “letamo” que significa abono.
Ahí está la clave. Etimológicamente, la felicidad es estar preparado (abonado) para la felicidad. La felicidad no está en recoger la cosecha, sino en ver el campo abonado…
¿No es fascinante?. La idea de Punset que comentaba al principio, validada por el análisis etimológico. Es como si el lenguaje guardase todos los secretos. Sólo hay que atreverse a descubrirlos. (Y por cierto, también he encontrado-en la misma línea- la expresión latina “arbor infelix” para describir un árbol que no da frutos, lo que me hace pensar que el “felix” latino es también algo relacionado con la fertilidad, con la noción de “ferax”, fertil; pero esto tengo que probarlo con más tiempo).
En cuanto a Bueno y su etimología de “Leticia”, le perdonamos. Porque es un tipo muy brillante y de pensamiento atrevido. Además, no es el único que sostiene ésto, también lo ha hecho algún sesudo lingüista. Y, espués de todo, el hombre que pasó por uno de los más sabios de la antigüedad, San Isidoro de Sevilla, escribió una obra de muchos tomos sobre etimologías de las palabras. Y la verdad es que la inmensa mayoría de sus ideas etimológicas eran absolutamente disparatadas, como puede atestigüar cualquier estudiante de tercero de filología. Así que no pasa nada, profesor Bueno. Porque lo de “mamoncillo” casi seguro que no es vero sino simplemente ben trovato, y además me ha servido para acordarme de este divertido spot de la MTV.