Joludi Blog

Nov 22
Powerpoint apócrifos.
Me envían uno de esos powerpoints bienintencionados que incorpora, junto con unas bellas fotografías de naturaleza, una especie de poemita en prosa, en plan autoayuda y new age. El poema del power point, muy divulgado, empieza...

Powerpoint apócrifos.

Me envían uno de esos powerpoints bienintencionados que incorpora, junto con unas bellas fotografías de naturaleza, una especie de poemita en prosa, en plan autoayuda y new age. El poema del power point, muy divulgado, empieza diciendo trivialidades como “Te deseo primero que ames y que amando también seas amado, y que, de no ser así, seas breve en olvidar, y que después de olvidar no guardes rencor
Lo gracioso es que el powerpoint atribuye la autoría del poemita nada menos que a Victor Hugo. Se dice a continuación, para culturizarnos, que está escrito en el siglo XIX…
A mí lo que me asombra es que no resulte obvio que Victor Hugo, que esculpía sus palabras en granito, no pudo escribir jamás ese texto tan soso y banal, que tiene el tufillo inconfundible de los libros de Coelho y similares. Basta investigar un poco para comprobar que el verdadero autor no es el coloso francés, sino un oscuro vate brasileño contemporáneo apellidado Sergio Jockyman (en la imagen).
Es curioso que ocurra tantas veces lo mismo. Un desconocido autor latinoamericano escribe algo muy sencillo y digerible que conecta fácilmente con las preocupaciones del momento y las contradicciones del hombre actual, y de repente, llega viralmente a millones de ordenadores a través del correo, atribuido falsamente a alguno de los grandes pensadores y escritores de la Historia, dede Tagore a Wilde, pasando por Borges o Gandhi.
Alguien tiene que estudiar este fenómeno que prueba la escasa lectura de los clásicos y la consiguiente facilidad para atribuir cualquier cosa a cualquiera. Mi tesis es que son los propios autores los que los divulgan. Hartos de no ser reconocidos, prueban en Internet con nombres célebres prestados. El éxito de sus apócrifos les consuela de una vida de olvido. Yo hacía algo similar cuando trabajaba como creativo publicitario. Cuando presentaba mis campañas, entremezclaba siempre entre mis propuestas genuinas alguna gran idea sacada de los grandes clásicos del oficio. Nadie la reconocía ni la elegía. Y eso me confirmaba que nadie entendía lo más mínimo. Todos descriteriados. Me reconfortaba esta constatación. Como quizá le haya reconfortado a Jockyman la popularidad apócrifa de sus palabras.