Joludi Blog

Oct 15
Il numero e la qualitá nei regime rappresentativi.
“La democracia es la peor forma de gobierno, a excepción de todas las demás”.
Se dice que fue Churchill quien pronunció esta frase lapidaria ante la cual todos nos vemos obligados a asentir con un...


Il numero e la qualitá nei regime rappresentativi.

“La democracia es la peor forma de gobierno, a excepción de todas las demás”.
Se dice que fue Churchill quien pronunció esta frase lapidaria ante la cual todos nos vemos obligados a asentir con un rotundo “¡sin duda!””
En realidad  esto no es totalmente cierto. La frase no se cita bien, en su integridad.
Lo que Churchill dijo en la Cámara de los Comunes, el 11 de Noviembre de 1947, fue exactamente “No one pretends that democracy is perfect or all wise. Indeed it has been said that democracy is the worst form of Government except for all those other forms that have been tried from time to time…
Caben tres reflexiones al respecto.
En primer lugar notamos que Churchill restringe la excepción a las otras formas de gobierno que han sido experimentadas en el pasado. Por lo tanto, abre implícitamente la puerta a que en el futuro puedan encontrarse formas más perfectas de gobierno.
En segundo lugar, Churchill pone esas palabras en la boca de otro (“it has been said”), lo que de alguna manera le distancia respecto a la afirmación.
En tercer lugar, Churchill empieza reconociendo la imperfección de la democracia, para tan solo después expresar sus dudas respecto a todas las formas alternativas conocidas hasta la fecha. Esto debe entenderse también en el contexto histórico, pues Churchill pronuncia ese discurso en un estado de profunda amargura tras comprobar que el pueblo británico le había desplazado–democráticamente– del gobierno, pese a su indiscutible e indiscutido papel en la salvación del Reino Unido frente a la amenaza nazi.
Las palabras de Churchill, entendidas en su integridad, cobran un nuevo valor hoy en día, cuando los defectos inherentes a la democracia, tal como la entendemos, parecen más agrandados que nunca. Estamos viendo cómo esa democracia que Churchill ponía en la picota está permitiendo la inminente entrada de neonazis en el gobierno austriaco, por ejemplo (noticia de esta misma mañana). O la permanencia en la Casa Blanca de un indeseable. O la proliferación de populismos  y movimientos reaccionarios en una Europa dolorida y asustada tras el muy democrático Brexit, o los impulsos desagregadores (no menos “democráticos” en apariencia) como los que estamos viviendo en estos momentos.
 Comprobamos una y otra vez que no hay ningún sistema electoral que no produzca aberraciones, a saber, minorías muy significativas que no tienen presencia política, ejercicio tiránico del poder por parte de una mayoría minoritaria, sobredimensión intolerable del poder territorial frente al popular (los rotten borough de la tradición política inglesa)…Por no hablar de la probada paradoja electoral de Arrow, que nos demuestra la imposibilidad de un sistema democrático de votación que conduzca a una decisión realmente coherente con las preferencias globales de la mayoría de los electores.
Y para colmo de males, vemos cómo se abre camino en todo Occidente una especie de obsesión plebiscitaria, avalada y explotada por los oportunistas del populismo. Una obsesión que en muchos casos conduce a opciones retrógradas, reaccionarias o incluso claramente contrarias a los Derechos Humanos.
El problema se acrecienta además por el hecho de que las nuevas tecnologías han hecho más factible que nunca la manipulación y el engaño de las masas de votantes. La información llega ahora a cada elector en una forma totalmente sesgada y parcial (influye no poco en esto el nefasto sistema de personalización y perfilación de los buscadores y redes sociales de internet). Para colmo, el factor económico es más decisivo que nunca y, dado el coste colosal de las campañas políticas, el acceso al poder va quedando restringido a quienes tienen acceso inmensos recursos. No es casualidad que en Estados Unidos, casi inmediatamete después de la liberalización de las donaciones a los candidatos, en 2010, se haya impuesto en las elecciones…un multimillonario.
Entonces cabe preguntarse si debemos seguir asumiendo el dogma según el cual la democracia, tal como la conocemos, es el mejor sistema posible. Seguir sosteniendo esta postura puede dejarnos tranquilos en nuestras conciencias, pero tambien puede habilitar la degradación hacia políticas profundamente injustas, a enfrentamientos sociales inéditos e incluso a nuevos conflictos nacionales que creíamos olvidados para siempre tras la tragedia de las últimas guerras mundiales.
Estamos viendo que existe una especie de virus tiránico adormecido en el corazón de la democracia. De hecho la democracia nació en el mundo griego antiguo como un sistema de gobierno no muy respetado ni apreciado, surgido  gracias a a la presión de algún mediador poderoso. Ese mediador era impuesto, generalmente a la fuerza, por la parte popular de la ciudadanía, en su disputa eterna frente a las elites. Era un mediador que recibía precisamente el nombre de “tirano”. Luciano Cánfora ha escrito mucho sobre esto.
¿Qué hacer? ¿Existe algún camino para evitar la deriva tiránica de la democracia y su propensión a destruirse o a contradecirse a sí misma?
Tal vez el camino sea buscar alguna manera de neutralizar radicalmente el poder del dinero y de la manipulación informativa y educativa en la conformación de la opinión de los electores. Quizá sea preciso condicionar el acceso a las urnas a una cierta garantía de que quien accede es capaz de participar con cierto criterio en la configuración de la voluntad popular.
Se que esto que digo suena muy mal, como si se estuviese sugiriendo de algún modo el retorno al sistema censitario y cuestionando el dogma irrefutable del sufragio universal.
Se admiten y comprenden las dudas. Pero consuela pensar que alguien muy cualificado decía algo parecido hace algún tiempo, ante la emergencia de populismos no muy diferentes de los que ahora vemos florecer.
Se podría partir, decía este pensador, “dalla distinzione, di ruoli e di potere, tra chi consente e si impegna a fare qualcosa di più del comune cittadino legale…in genere passivo e manipolabile” (“de la distinción, en cuanto a rol y a poder, entre quien consiente y se empeña en hacer algo más que el ordinario ciudadano legal…en general pasivo y manipulable”)
Esto lo escribió. mientras estaba encarcelado por el fascismo, Antonio Gramsci, en el Quaderno 13. Cuaderno que tituló significativamente “Il numero e la qualitá nei regime rappresentativi”.
Puede ser realmente un punto de partida.


  1. joludi ha publicado esto