Lo inverosímil.
En estos turbulentos tiempos, circulan por los medios y en las redes sociales muchas citas de autoridades, que se sacan fuera de su contexto original (o peor aún se les atribuye una autoría falsa). Un ejemplo es aquello de “no estoy haciendo la guerra contra Franco para que retoñe en Barcelona un separatismo estúpido y pueblerino”. Es esta una frase atribuida, en un viral de whatsapp muy difundido estos días a Manuel Azaña, cuando en realidad se trata de una frase pronunciada por Juan Negrín, al inicio de la batalla del Ebro, y recogida por Julián Zugazagoitia. Del mismo modo, también se atribuye a Azaña eso de que “es una ley de la historia de España la necesidad de bombardear Barcelona cada cincuenta años”. En realidad no se trata de una idea de Azaña propiamente. Azaña menciona esas palabras en sus memorias, sí, pero como dichas por una “persona de su conocimiento” (ni siquiera por un “amigo” nos dice Azaña, pudiendo haberlo dicho). Atribuir esa barbaridad de los bombardeos periódicos a ese hombre de razón y sensatez que era Don Manuel revela una gran ignorancia sobre su personalidad y sus valores.
Es notable hasta qué punto la verdad deja paso a lo verosímil en los tiempos turbulentos. O incluso a lo inverosímil.
