El niño capturó la mosca. Primero le quitó las alas. Luego separó, una a una, cada una de las patas del cuerpo. Finalmente arrancó la cabeza al insecto. Miró entonces con estupor todos los diferentes fragmentos que había separado, dispersos e inertes sobre una hoja de papel cuadriculado.
Le sorprendió y le consternó mucho no encontrar por ningún lado a la mosca. En realidad era lo único que estaba buscando…