Joludi Blog

Mar 4
Wechselwirkung
Volvemos a la escalada militar entre las superpotencias, según parece. Tu creas un misil tremebundo, yo creo dos. Tú cuatro. Yo ocho. Así hasta llegar al extremo, ya a las puertas de la destrucción mutua.
El concepto de escalada al...

Wechselwirkung

Volvemos a la escalada militar entre las superpotencias, según parece. Tu creas un misil tremebundo, yo creo dos. Tú cuatro. Yo ocho. Así hasta llegar al extremo, ya a las puertas de la destrucción mutua.
El concepto de escalada al extremo se lo debemos a Clausewitz. Este teórico prusiano de la guerra fue quien introdujo el concepto de interacción multiplicadora en los enfrentamientos bélicos: Wechselwirkung. La noción ha sido después desarrollada con mucha profundidad filosófica y antropológica (o incluso teológica) por el inquietante pero muy lúcido René Girard, a quien mencioné anteayer en un post.
En realidad, la Wechselwirkung, la escalada a los extremos de Clausewitz/ Girard, no parece aplicarse solo a la guerra fría o caliente o al tamaño de los arsenales atómicos, como tristemente observamos estos días en los que se habla de misiles y amenazas nucleares, sino a cualquier conflicto.  
S un Rip Van Winkle se hubiese despertado ahora en nuestro país, tras, digamos, treinta años de sueño, y hubiese tenido noticia por los periódicos sobre los encarcelamientos de los altos cargos de la Generalitat o las abiertas y pertinaces declaraciones en pro de una improbable República Catalana en el antiguo edificio del Arsenal de la Ciutadella, no podría dar crédito a nada de esto y pensaría que aún sigue viviendo una onírica pesadilla.
Lo que ha ocurrido en los últimos años en relación con Cataluña es un perfecto ejemplo de la más estúpida Wechselwirkung, de la escalada a los extremos girardiana, del tú me das y yo a tí más. Et sic ut ad astra, hasta la mismísima frontera del aniquilamiento recíproco.
Y tanto la escalada del arsenal atómico, que ahora alimentan esos dos matones imperiales, como la de ese otro arsenal de pleitos, autos y proclamas al que han ido recurriendo los que han dado forma al disparatado enredo catalán, son una demostración de la profunda relación entre cultura y barbarie.  
Creemos que avanzamos en el progreso de la civilización y la cultura, pero al mismo tiempo que lo hacemos, caminamos también a paso firme por los senderos de la barbarie, con el rumbo puesto hacia la autodestrucción. Los que inician una más o menos bienintencionada revolución o una utópica rebeldía, provocan casi siempre la acción recíproca de sus contrarios y la interminable radicalización de los conflictos.
Es bien conocido el enunciado de la Tesis VII Sobre la Filosofía de la Historia de Walter Benjamin, esto es, que no existe documento de civilización que no documente al mismo tiempo la barbarie (Es ist niemals ein Dokument der Kultur, ohne zugleich ein solches der Barbarei zu sein).
Esta sabia y triste frase es la que figura como epitafio en el lugar donde reposan los restos del más influyente pensador alemán del siglo XX; una tumba que se encuentra, mira por dónde, justamente en Cataluña; en Port Bou, para ser exactos, allí donde ese adalid de la civilización consiguió por fin escapar, dándose muerte, de la implacable persecución de la barbarie.
Un curioso epitafio autorreferencial, por lo tanto, el de Benjamin. Un epitafio que me habla de Wechselwirkung y de estupidez, y cuyo recuerdo alimenta mi melancolía en esta gris mañana de domingo. Yo creo que es por la lluvia incesante. Pero saldré a pedalear, pese al chubasco, en cuanto ponga punto final a este sórdido post. Nada como la bici para cancelar los pensamientos negros.


  1. joludi ha publicado esto