Joludi Blog

Oct 25
El robo del esperado beso de San Pancras.
En febrero de este año, me encantó conocer el proyecto de una estupenda escultura gigante (nueve metros de altura) que habría de servir de guinda a la remodelación de la estación de Saint Pancras, en Londres,...

El robo del esperado beso de San Pancras.

En febrero de este año, me encantó conocer el proyecto de una estupenda escultura gigante (nueve metros de altura) que habría de servir de guinda a la remodelación de la estación de Saint Pancras, en Londres, que lleva toda la vida en obras.

La escultura se la encargaron a Paul Day que es un joven y extraordinario escultor británico, una especie de Rodin a la inglesa, especializado en grandes obras realistas urbanas.

Vi el proyecto y me encantó. Se trataba de una pareja besándose en la boca apasionadamente. El genuino “french kiss”. Me pareció más que bien el tema, porque la escultura de Day capturaba maravillosamente el glamour y el encanto romántico que pueden tener las estaciones de tren. Una descomunal y poco común obra de arte, idónea para sintetizar el gran cambio en esta estación tan significativa de Londres.

Pero cuál no sería mi desengaño cuando ahora veo fotos de la gran escultura y compruebo que la pareja está simplemente en una más bien modosita postura. Nada de beso. Ni beso francés ni beso español ni nada. A lo sumo beso británico. Quien sabe, los de esa isla nefasta de mercachifles y tenderos a lo mejor están aprendiendo a besarse a distancia y sin tocarse, en plan bluetooth.

Me he informado y por lo visto es que a los responsables de la estación les parecía que un genuino “french kiss” era demasiado provocativo. Según los pacatos ejecutivos de la LCR (London Continental Railways, no Liga Comunista Revolucionaria…) los pasajeros del Eurostar habrían podido sentirse ofendidos por esta sensualidad expuesta cerca del viejo gran reloj de la estación. “Para los ingleses”, nos dice Lansley, el arquitecto jefe “el beso era demasiado audaz”.

Así que nos han quitado a todos el esperado beso de San Pancras. Propongo que en protesta, todos los que vayamos a esa estación (necesario, si tomamos el Eurostar o si volamos a Stanton), nos detengamos junto a la gran estatua de Paul Day y procedamos a buscar a alguien (si es que no tenemos la suerte de que nos acompañe o tengamos a mano alguien que se preste a la manifestación de protesta) con quien darnos un gran beso en la boca,

Un beso de amor al más puro estilo francés, como el legendario beso de aquella inmortal foto de Robert Doisneau, “el Beso del Ayuntamiento” (que por cierto fue también un montaje, sin lugar a dudas, como quizá la de Capa que comenté en un blog anterior).