Feminismo y Literatura
Vargas Llosa ha dicho que el feminismo es el peor enemigo de la Literatura (sic).
¿Y por qué dice esto tan tremebundo el Premio Nobel?
Porque, según Vargas Llosa, el feminismo pretende proscribir a los autores que han de considerarse machistas, como Neruda, Pérez Reverte o Javier Marías.
En realidad, Vargas Llosa patina, en esta ocasión.
Lo que dice el escritor laureado está en relación con el Decálogo de la Escuela Feminista que ha propuesto una profesora de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense, en colaboración con una profesora de Enseñanza Media. Algún sindicato ha apoyado y divulgado este “desideratum”, que ha tenido mucho eco en los medios.
Cabe protestar, por tanto. Dos mujeres (por muy cualificadas que estén), no parece que sea una muestra suficientemente representativa como para atribuir sus propuestas al feminismo como un todo. Por más que CCOO de Madrid, Federación de Enseñanza, lo apoye o proponga.
Por otro lado, no es cierto que el ya célebre Decálogo aspire a proscribir a los mencionados escritores. Lo que aspira, al parecer, es tan solo a que no se utilicen sus textos como lectura recomendada en las escuelas. Es algo bien distinto. Si yo propusiese que no se recomendase la lectura de Casanova, Sade o Cioran como textos escolares, dudo que se me pudiese considerar por ello un archienemigo de la Literatura (con L mayúscula).
El tremendo dictatum de Vargas Llosa contra el feminismo (que ha merecido ser publicado a doble página en algún gran periódico europeo) resulta ser pues una falacia más entre las muchas que se nos dicen cada día.
Qué tiempos tan oscuros estos en los que resulta tan fácil hacer pasar por verdad lo que tan solo es un juego de palabras y una mendaz manipulación de los hechos.
