Joludi Blog

Abr 13
Propiedad y género.
Hablamos Marta y yo sobre feminismo, que es un tema muy importante para ella. Me hace alguna pregunta muy razonable que me extraña no me haya planteado hasta ahora nunca; ella, que siempre me cuestiona lo incuestionable.
–¿Cuál...

Propiedad y género.

Hablamos Marta y yo sobre feminismo, que es un tema muy importante para ella. Me hace alguna pregunta muy razonable que me extraña no me haya planteado hasta ahora nunca; ella, que siempre me cuestiona lo incuestionable.
–¿Cuál puede ser la razón de la sumisión de la mujer al hombre a lo largo de la Historia y en casi todas las culturas? Tú que lo sabes todo, dime ¿cuál puede ser la verdadera razón del estado general de opresión o de menosprecio de lo femenino a lo largo de los siglos? ¿No te parece que es algo incomprensible, si lo miras bien?
–Si se mira bien, sí, es incomprensible. Aunque hace falta algo de lucidez para asombrarse de que esa opresión y sumisión haya sido constante en la Historia.  Es muy buena la pregunta tal como la formulas. ¿Tú estás buscando algo así como una razón antropológica o evolutiva de la misoginia incesante, no es cierto?
–Algo así.
–Bueno, pues hay que referirse en principio a la fuerza física del varón, que es la que justifica su control y domino de los medios de producción y, por añadidura, de los bienes.
–Eso es obvio. Me decepcionas. Porque eso no explica el desprecio a la mujer. No explica esa especie de persecución a la que se ha sometido a nuestro género desde el Génesis. No justífica que antropológicamente seamos siempre las malas, las Evas, las Clitemenestras y las hijas de Lilith que traman la ruina de la especie.
–Calma. La fuerza física y el dominio de los medios de producción y de los bienes es solo la primera palanca de la maquinaria. La segunda palanca, y más decisiva, es la sucesión.
–¿La sucesión?
–Exacto. La propiedad ha de transmitirse de generación en generación. Y el hombre (el varón) que la posee quiere que se transmita a quien tiene sus mismos genes. No a otro.
–¿Y entonces?
–Entonces resulta comprensible–antropológicamente comprensible–que el hombre someta, desprecie, controle y menosprecie a la mujer, a fin de evitar ser “engañado” y ver su sucesión puesta en cuestión…Especialmente teniendo en cuenta la evidente superioridad femenina en materia de relaciones humanas…Es una cuestión de protección de la propiedad, de cara a las siguientes generaciones, y por parte del más poderoso en términos fuerza física respecto a la más capacitada, en términos de habilidades de relación.
–Vaya. Muy interesante. No lo había pensado. Propiedad y sociedad patriarcal. Pero…en realidad todo eso no tiene ya mucho sentido en nuestro tiempo, pienso yo.
–No. Es verdad. Pero llevamos cientos de miles de años en esta tesitura. Y no es fácil librarse de lo que podríamos llamar “inercias antropológicas”. Están, como suele decirse, en nuestro ADN. Harán falta todavía algunas generaciones para que el género sea algo no más relevante que el color del pelo o el de las pupilas. O quizá tú misma consigas verlo. Tal vez.
–Tal vez.


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