Joludi Blog

Ago 10
Chess.com
Me preguntan por qué escribo menos de lo habitual últimamente.
La razón principal es mi adicción.
Mi adicción al ajedrez. Al ajedrez on line y en vivo.
Cada vez que me sitúo sobre el teclado dispuesto a dejar mi imaginación correr con un...

Chess.com

Me preguntan por qué escribo menos de lo habitual últimamente.

La razón principal es mi adicción. 

Mi adicción al ajedrez. Al ajedrez on line y en vivo.

Cada vez que me sitúo sobre el teclado dispuesto a dejar mi imaginación correr con un nuevo post, me rindo a la tentación y entro en el club para jugar unas partidas rápidas. Juego siempre a 3+2 (es decir, 3 minutos totales por partida, más 2 segundos por jugada). 

¿Contra quién juego? Ni yo mismo lo se. Son desconocidos de todo el mundo, de muy improbables alias, y con los que apenas intercambio un gracias o hasta luego. Casi nunca los vuelvo a ver.

Reconozco que no es lo mismo esto que jugar en los cafés o en los clubs reales de los viejos tiempos. En estas partidas no se habla como en las de antaño. No se tararea mientras se apura un café ya frío. Y no dicen los jugadores aquellas frasecitas clásicas tan tontas, pero tan entrañables: “estoy más perdido que carracuca…” (cuando ya no había salida…) “no hay más y como no hay más contigo Tomás…” (cuando el juego era forzado) “¡aaangela máría…!” (cuando se atisbaba una combinación sorpresa) “P’alante como los de Alicante” (cuando procedía el avance de peones). “A casita que llueve…” (cuando un repliegue era obligado)…Eran bobadas, pero yo las echo de menos.

En cambio, me encantan muchas cosas de esta nueva manera de jugar ajedrez en vivo. La principal es que puedo hacer que el ordenador de la plataforma analice mis partidas después de concluidas.

Esta funcionalidad me está enseñando pequeñas cosas sobre el arte del noble juego y me ha enseñado una gran cosa sobre la vida. 

Al principio analizaba con el ordenador de Chess.com solo mis partidas pérdidas, para encontrar los errores. 

Pero con el tiempo, me dio también por analizar mis partidas ganadas, tal vez para regocijarme en mi juego, supuestamente brillante en esos casos de victoria. Pura vanidad y autocomplacencia.

Y el hecho es que descubrí que mis partidas ganadas eran, muy a menudo, un desastre. Tan malas como las perdidas. El ordenador era inequívoco a este respecto. Quién lo iba a decir…Yo ganaba más por descuidos del rival que por méritos propios…

Lo que me hace pensar que en la vida, cuando el éxito nos hace creer que hemos jugado bien las piezas que el Destino nos ha asignado, tal vez estamos profundamente engañados. Si tuviésemos un ordenador a mano capaz de analizar nuestras decisiones, descubriríamos que fue la suerte, y no nuestro talento, el que nos dio la ventaja.

Pero no existe tal ordenador. Y sin él, vivimos pensando siempre que lo bueno que nos ocurre se debe a nuestras virtudes, mientras que lo malo se lo imputamos por lo general a la mala suerte, ese juez injusto.

El ajedrez, que enseña muy bien algunas cosas, viene a decirnos lo equivocados que estamos pensando así. Profundamente equivocados.


  1. theblackcat ha reblogueado esto desde diabolus-dixit
  2. diabolus-dixit ha reblogueado esto desde joludi
  3. wfosbery ha reblogueado esto desde joludi
  4. joludi ha publicado esto