Joludi Blog

Oct 31
“Kissing Cousins”
Kissing cousin, primo que besa, es una bonita y musical expresión de la lengua inglesa que se refiere a esos primos o primas encantadores que a veces existen, y que en bastantes casos constituyen la primera oportunidad del...

“Kissing Cousins”

Kissing cousin, primo que besa, es una bonita y musical expresión de la lengua inglesa que se refiere a esos primos o primas encantadores que a veces existen, y que en bastantes casos constituyen la primera oportunidad del adolescente para el amor romántico o la ternura. Los franceses dicen algo también relacionado con esto: “cousinage, dangereux voisinage”, es decir, vecinos peligrosos…

Bueno, pues lo cierto es que tú, y yo, y todos los que puedan leer este blog, tenemos un maravilloso kissing cousin. Un primo besucon, tierno, pacifista y encantador que vive, irónicamente, en uno de los lugares más hostiles de la tierra, en la República Democrática del Congo, al sur del Río Zaire.

Estoy hablando de los bonobos.

Los bonobos son los simios más próximos al ser humano, sin lugar a dudas. No son técnicamente chimpancés, ni tampoco gorilas. Son una clase aparte. Con unas características de comportamiento absolutamente sorprendentes, y, creo, dignas de imitación. Su principio clave de conducta es hacer el amor, no la guerra. Son corteses unos con otros. No son jamás agresivos ni crueles. Y poseen muchos de los excelentes rasgos de carácter que apreciamos en los mejores homo sapiens, incluyendo la compasión, el altruismo, la paciencia, la sensibilidad, la empatía y la amabilidad.

Parece ser, que hace unos 6 millones de años, se produjo una bifurcación en la línea evolutiva de nuestros antepasados. Uno de los caminos es el que conduce al homo sapiens. Otro, el que conduce a los chimpancés. El tercero es el que conecta a esos ancestros con los actuales bonobos del Congo.

En la actualidad, el homo sapiens se las ha arreglado para crear un mundo lleno de furia, ruido, miedo, opresión y terror.

Por su parte, los chimpancés han adquirido también una bien merecida reputación de crueldad y agresividad. Aún tengo grabadas aquellas imágenes de un documental de National Geographic en las que se veía a chimpancés grandotes cazar a otros monitos más pequeños y partirles el cráneo como si nada para sorbe seguidamente sus sabrosos sesos.

Pero los bonobos son totalmente diferentes. Y eso es algo que deja perplejos a los especialistas en los primates. Nadie ha explicado todavía el misterio de los bonobos y aún no está nada claro si su especial forma de ser se corresponde con algo de tipo genético o con aspectos meramente culturales.

Es un misterio que algún día se resolverá. Hoy por hoy no hay explicación. Los bonobos viven en entornos muy similares a los chimpancés y se supone que eso implicaría una similitud entre ambos tipos de simios, pero la realidad es que sus hábitos son radicalmente diferentes.

Por ejemplo, cuando las tribus de bonobos de diferentes zonas se encuentran en la selva, lo que hacen es iniciar una intensa actividad sexual unos con otros. Es decir, hacen el amor, no la guerra. Todo lo contrario que los chimpancés, cuyos encuentros fortuitos entre comunidades son extremadamente violentos y ocasionan habitualmente muchos heridos e incluso muertos.

Los chimpancés, al igual que los hombres, tienen una irresistible preferencia por la creación de sociedades despóticas, dominadas por los machos, en las que estos agreden rutinariamente a las hembras, tan sólo para establecer su dominio y superioridad y forzarlas a la aceptación de la actividad sexual. Los bonobos, en cambio, se organizan de forma igualitaria, con un sorprendente sentido del respeto mutuo. Y este principio igualitario solo se quiebra en lo relativo a la comida, donde curiosamente, se otorga una preferencia…a las hembras.

Y por último, pero no lo menos importante, está el sexo. En la mayoría de los chimpancés, el sexo es sumamente aburrido. Totalmente orientado a la reproducción y sólo en los momentos en los que la hembra está en celo.

En cambio, los bonobos, no sólo se dedican a la especialidad clásica monovarietal “chica/chico”…. Les encanta también probar  cosas diferentes: besos a la francesa, masturbación, sexo oral, tríos, sexo en grupo,  y prácticas homosexuales de todo tipo. Son únicos.

¿Por qué los bonobos son así de maravillosos? Insisto en que este es el misterio.

Hay dos hipótesis básicas.

Una de ellas está relacionada con el tipo de  comida de la que se alimentan los bonobos. Parece que en la zona donde viven, en lo profundo de la selva tropical del Congo, tienen la suerte de poder alimentarse de una planta con un alto contenido en proteinas (la Haumania Liebrechtsiana), y eso les ha librado de la necesidad de hacerse violentos y convertirse en deprepedadores.  Esta teoría la sostienen entre otros Gottfried Hohman y Barbara Fruth, del Instituto Max Planck para la Antropología Evolucionaria.

Hay otro enfoque, que a mí suena más convincente. Entre otras cosas, porque los bonobos de los zoológicos se comportan igual de bien que los del Congo, pese a que viven en entornos totalmente similares a los chimpancés y comiendo lo mismo. Este otro enfoque pone el énfasis en el hecho de que en los bonobos, el dominio de genero corresponde, si acaso, a las hembras.

En los bonobos, las hembras tienen casi el mismo tamaño que los machos, lo que no ocurre en el caso de los chimpancés.

Pero el punto crucial quizá no sea este. El elemento clave puede ser un fenómeno maravilloso que se da entre los bonobos, y que podríamos llamar “el falso celo”.

Las hembras de los chimpancés solo muestran el celo en un 5% de su vida fertil. Y solo consienten voluntariamente el sexo durante esos cortos períodos. En cambio, las hembras de los bonobos muestran una especie de falso celo durante la mayor parte de sus vidas, a pesar del hecho de que su capacidad para la fertilidad solo se da en un similar 5%.

Este curiosísimo fenómeno actúa como un liberador de la vida sexual entre los bonobos. Y es posible que a partir de aquí se deriven muchas de las características diferenciadoras de los bonobos con respecto a otros simios: su tendencia a hacer el amor cuando otros hacen la guerra, sus impulsos orgiásticos, el igualitarismo de género…Esto es lo que piensan porejemplo científicos como Frans de Waal, de la Universidad de Atlanta.  Y este tipo de teorías encajaría además perfectamente con los postulados de un antropólogo genial, Jared Diamond, autor del best seller “Por Qué el Sexo es Divertido”, que vincula el comportamiento sexual humano (tan diferente del de los chimpancés, y más parecido al de los bonobos) al hecho diferencial de que la hembra humana tiene el celo oculto, lo que obliga a los machos humanos a tratar de realizar actividades sexuales de forma constante, a lo largo de todo el mes, y no solo en los momentos de celo.

Pero quedaría entonces el misterio de aclarar por qué los hombres somos tan violentos y los bonobos no lo son.

Bueno, pues también hay hipótesis para esto. Se piensa que el entorno natural en el que viven los bonobos, hace innecesario que desarrollen una cultura basada en las herramientas, a diferencia de otros monos que si se ayudan de pequeños útiles.

Sin necesidad de fabricar herramientas, sin necesidad de cazar, sin necesidad de matar, sin necesidad de conquistar otros territorios, sin necesidad de ejercer violencia de género,  los doscientos o trescientos mil bonobos que quedan en lo profundo del Congo se dedican a hacer lo que tú y yo sabemos. Y si hacen eso a todas horas, es evidente que no tienen mucho tiempo ni ganas, para andar a bofetadas con las otras tribus.

De mayor, quiero ser bonobo.


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