Trama de polvo y tiempo y sueño y agonía.
¿Tiene algún sentido la vida? Difícil decirlo. Las generaciones van desapareciendo una tras otra, como hornadas de pan que el destino se va comiendo. Como el agua de la cisterna cuando se tira de la cadena.
Se hace difícil entonces aceptar un significado para esta trama de polvo y tiempo y sueño y agonía (en palabras inmortales de Borges).
Y lo peor es que si alcanzamos a encontrar un significado para la existencia, nos quedará la no menos colosal tarea de encontrar un significado para el significado, es decir, un sentido para el sentido.
Esta insoportable aporía también la entrevió Borges. Su asombroso soneto, cargado de lirismo gnóstico, “El Ajedrez” termina con la insoportable pregunta: “¿qué dios detras de Dios la trama empieza/de polvo, y tiempo y sueño y agonía?”
Sintiendo la belleza y profundidad de estos dos versos a uno se le ocurre que tal vez el único sentido de la vida sea precisamente encontrar la belleza y la profundidad de su sinsentido.
Ahí podría empezar y terminar todo.
Los hablantes de la lengua española deberíamos agradecer al mundo, cada mañana, por poder ver salir el sol, por poder respirar a pleno pulmón y por poder leer a Borges.
