La sinestesia es esa extraña capacidad que tienen ciertas personas para ver colores inexistentes en las letras o en los números. Hasta ahora, nadie había sido capaz de explicar este fenómeno, que se da con mayor frecuencia en familias de artistas y literatos, desde Kandinsky a Nabokov. Pero Ramachandran ha conseguido demostrar que en el cerebro de los sinestetas se dan conexiones inusuales entre las áreas que se relacionan con el reconocimiento de los números y con el de los colores. Dos áreas muy próximas, casi contiguas. Es un descubrimiento más entre otros muchos que está haciendo la nueva neurología y su “cartografía cerebral”. Algo que, en cierto sentido, viene a ser la versión contemporánea de la odisea de los viajeros y exploradores del pasado. Una versión más épica. Porque atisbar a entender el cerebro es más fascinante que descubrir las fuentes del Nilo.