Nov
30

Mirar.
La admiración y la envidia son dos países con línea fronteriza. Y no es difícil pasar de uno al otro. Ad-mirar es, etimológicamente contemplar algo ajeno a nosotros.
In-videre, envidiar, es, etimológicamente, penetrar agresivamente con la mirada a aquel a quien nos gustaría dañar porque nos humilla su superioridad.
Entre la mirada contemplativa del que admira y el ojo penetrante y hostil, como de puñal, del que envidia, solo hay una diferencia de matiz.
Lo interesante sería entonces, aprender a transformar la envidia en admiración. Y saber cómo evitar que la admiración se convierta en envidia.