
Horóscopos.
Uno de cada dos norteamericanos está convencido de que la astrología es una ciencia. Uno de cada tres solteros franceses verifica la compatibilidad de signos antes de una cita. Y uno de cada tres europeos consulta el horóscopo a diario.
A mí todo esto me parece una prueba colosal de la subjetividad y egolatría del hombre. El hombrecito terrícola está convencido de que su mediocre e insignificante existencia esta vinculada a la inmensidad de los planetas y constelaciones del espacio. Fascinante.
Por cierto, en los horóscopos de los períodicos y revistas, creo que nunca se anuncian tragedias o catástrofes. Ni personales ni colectivas.
No deja de ser raro esto, porque no se puede negar que la vida está salpicada de catastrofes y tragedias. Colectivas y personales.
Digan lo que digan los planetas.