Joludi Blog

Dic 17
El Dibujo.
El grupo de científicos llevaba meses intentando que Leibniz, el más aventajado de los bonobos del laboratorio, consiguiese dibujar algo, cualquier cosa.
Con un dibujo, por simple que fuese, la criatura probaría sus capacidades de...

El Dibujo.

El grupo de científicos llevaba meses intentando que Leibniz, el más aventajado de los bonobos del laboratorio, consiguiese dibujar algo, cualquier cosa. 

Con un dibujo, por simple que fuese, la criatura probaría sus capacidades de pensamiento simbólico. 

La jaula del simio estaba llena de tizas de colores y pizarras, pero Leibniz solo las usaba como si fuesen cualquier otro juguete. Solo de vez en cuando aquel simio brillante acertaba a trazar algún garabato ininteligible.  

Cierto día, al amanecer, la entusiasta profesora Schnaatz, que dirigía el equipo, envío un mensaje al resto de sus colaboradores: Leibniz había dibujado algo por fin; algo que se podía identificar con un ente del mundo exterior.

Los científicos se apresuraron hasta el lugar del laboratorio donde estaba la jaula del mono. 

Junto al animal estaba la profesora, con una pequeña pizarra en la mano. 

En aquella pizarra, se veían, bien trazadas, cuatro rayas rectas verticales. 

Sí. El primer dibujo de Leibniz, representaba los barrotes de su celda. Acaso no podía ser de otro modo.

La profesora tenía lágrimas en los ojos. Y esta vez no eran de alegría.


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