Joludi Blog

Ene 7
Ingénieurs sociaux
Según leo en las noticias, ayer, día de Epifanía, y siguiendo una inveterada costumbre, no pocos de los Reyes Magos que salieron por las calles en procesión fueron de algún modo instrumentalizados. Con ello se convirtió una vez más...

Ingénieurs sociaux

Según leo en las noticias, ayer, día de Epifanía, y siguiendo una inveterada costumbre, no pocos de los Reyes Magos que salieron por las calles en procesión fueron de algún modo instrumentalizados. Con ello se convirtió una vez más a los actores coronados en portavoces de alguna opción política o ideológica.

Pero es que siempre ha sido así. Desde hace siglos

Los Magos siempre han servido a las necesidades sociales.

Para Trexler, estos personajes, mediante su oportuna instrumentación de acuerdo con cada circunstancia histórica, han sido los principales “ingénieurs sociaux” en la evolución del mundo occidental. 

Le Goff (nada menos) también pensaba lo mismo.

Nacieron y se consolidaron los Magos, en tiempos del poder romano, y en número indeterminado, para justificar una cierta idea de subordinación del poder secular al religioso. O una deseable conjunción de ambos poderes.

Siendo meros sabios, se convirtieron en reyes, más o menos en tiempos de Carlomagno, para afianzar la superioridad del poder monárquico sobre el universo feudal. 

Pasaron de dos a tres cuando Occidente ya empezaba a soñar su hegemonía sobre Oriente, lo que requería el elemento diferencial y exótico que aporta el tercer personaje. Un tercer personaje que incluso se feminizó en ocasiones, para transmitir una universalidad aún mayor.

Así que la procesión de los tres reyes por las calles de Europa y América, acompañados de su abundante séquito, nunca ha dejado de cumplir una función clave en términos de jerarquización y articulación social. 

A veces de forma negativa. Con su proscripción.

La Revolución Francesa, a partir de 1792,  sustituyó la festividad de los Magos por La Fête des Sans Culottes y prohibió a los pasteleros el horneo del Gateux des Rois, so pena de ser acusados como “pasteleros liberticidas”.

Pero, eso sí, se permitió que en los obradores se preparase el alternativo “Gateaux de la Liberté”, de forma y tamaño similar al pastel liberticida. 

Con alborozo se siguió consumiendo en Francia, con otra denominación, el bollo de reyes, para celebrar merendando la fiesta revolucionaria que sustituyó a la Epifanía.

Cambiaba el nombre, pero el bollo permanecía. 

Como casi siempre.


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