Joludi Blog

Nov 19
La aguerrida gente de los espejos.
“Una leyenda china nos habla de una remota época en la que el mundo real y el de los espejos estaban comunicados. Cualquiera podía entrar y salir de los espejos. En una u otra dirección.
La gente y los animales de...

La aguerrida gente de los espejos.

“Una leyenda china nos habla de una remota época en la que el mundo real y el de los espejos estaban comunicados. Cualquiera podía entrar y salir de los espejos. En una u otra dirección.

La gente y los animales de los espejos eran muy parecidos a nosotros, aunque un poco más pálidos. Y en las noches de luna tenían un brillo extraño. Sólo eso les diferenciaba de nosotros.

Un día, el Emperador se encaprichó de un hermoso tigre que vagabundeaba cada atardecer por sus espejos. Y ordenó a sus soldados que lo apresaran con grandes palos y redes.

Esto desató la guerra entre el mundo de los espejos y el mundo real. Fue un conflicto cruel e inacabable. Cuando uno de los bandos ganaba una batalla, al día siguiente era el otro quien conquistaba la victoria. Si el mundo real descubría un nuevo arma, no tardaba mucho el mundo de los espejos en crear una aún más terrible y destructora.

El Emperador pidió ayuda a un sabio alquimista, Chu Feng, quien tras largo estudio llegó a la conclusión de que sólo el mercurio podría detener la guerra. Explicó que si se cubrían los espejos con una capa de mercurio, los enemigos quedarían allí atrapados para siempre.

Y así ocurrió. El azogue del sabio Chu Feng trajo la paz al reino. Las gentes, los animales y todos los seres de los espejos, debidamente impregnados con mercurio, se quedaron allí para siempre. Y como no podían salir de su mundo, se dedicaron simplemente a imitar lo que veían en este. Desde entonces, sí, los seres de los espejos, cautivos y tristes, replican cada uno de los movimientos de los seres del mundo real. No son capaces de hacer otra cosa.

Se dice que esto será así hasta que el tigre capturado por el Emperador decida retornar a su mundo y rompa un espejo mágico que se encuentra en la Ciudad Prohibida o se escape por algun otro espejo que ya esté roto. Por eso hay que tener sumo cuidado en no quebrar ningún espejo, no sea que el tigre ande cerca.

Mientras tanto, los espejos seguirán siendo espejos. Y gracias al mercurio o azogue de Chu Feng, nosotros estaremos totalmente a salvo de la aguerrida gente imaginaria que está tras los cristales.

El problema es que realmente no sabemos quien está a salvo de quien. Porque lo que no aclara la leyenda china es cuál es el mundo real, y cuál el imaginario.

Pero, realmente, si se piensa un poco, resulta que eso viene a ser algo totalmente irrelevante.”


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