Joludi Blog

Nov 19
Andrés Mascaró, soplador de brujas.
El sábado pasado compré en una tiendecita de la Plaza de María Pita en La Coruña, un pequeño libro sobre brujas famosas de nuestra historia. En sus páginas encontré referencias a las más insignes brujas de las que...

Andrés Mascaró, soplador de brujas.

El sábado pasado compré en una tiendecita de la Plaza de María Pita en La Coruña, un pequeño libro sobre brujas famosas de nuestra historia. En sus páginas encontré referencias a las más insignes brujas de las que existe registro. Como la “Cieguecita de Viana” que descuartizó sin remedio al Conde de Aguilar, tratando de hacerlo inmortal. O la Bruja de los Ancares y la hermosa leyenda de sus amores con un monje ermitaño. O la conocida María Soliña, de Cangas, que enloqueció y se embrujeció cuando los corsarios turcos mataron a toda su familia. O la bruja Lobera, de Llanes que hacía obedecer a los lobos y conocía palabras secretas para convocar a los demonios. O la bruja Oria, que volaba por los cielos de Oviedo hasta que el canónigo de la catedral la exorcizó con ayuda de la Cruz de los Angeles. O la bruja de Jove, Teresa Prieto, que chupaba la sangre de los habitantes de Gijón mientras dormían…

Pero lo que más me llamó la atención del librito fue la historia de Andrés Mascaró, descubridor y soplador de brujas. Este hombre era un curandero que vivía en torno a 1620 por el alto Aragón. Fue contratado por el alcalde de Bielsa para que a cambio de cien reales pasara revista a los vecinos de la localidad. Mediante un pregón se reunió a todo el mundo en la plaza. Entonces, el descubridor de brujas fue pasando delante de cada persona, haciéndoles besar un crucifijo mientras les soplaba en la cara. Aquellos a los que reconocía como brujos o brujas, les soplaba con más fuerza. Mediante este método, el descubridor Mascaró identificó a dieciseis mujeres, de las que cinco fueron ahorcadas.

Esta historia de Mascaró me llamó la atención por la referencia técnica del “soplido”. Me perece sumamente interesante estudiar por qué en tantos rituales relacionados con brujería, exorcismo, magia de todas clases, está presente este tema del “soplo”. Lo encontramos por doquier, desde los ritos del candomblé brasileño a las técnicas de los brujos vudús.

Merece la pena estudiar este asunto. ¿Por qué soplar es tan importante desde el punto de vista mágico?

Hasta en la doctrina de la Iglesia católica se hace referencia al poder exorcizante del aliento. En 1999, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, presentó el nuevo rito de exorcismos, que no es sino una versión actualizada de la versión del texto de 1614.

En los apartados 20 a 30 de la Praenotanda del Rito del Exorcismo Mayor, la Iglesia católica menciona las diferentes técnicas que debe usar el sacerdote para expulsar al maligno: “…son tales como la señal de la cruz, la imposición de manos, soplar y la aspersión con agua bendita”.

Muy curioso esto de soplar para ahuyentar a los espíritus. Me hace recordar que precisamente la la palabra latina spiritus precisamente significa “soplo”, al igual que la palabra griega para alma, “psijé”, que también significa aliento.

Todo está vinculado. Mucho más de lo que creemos.

Nota: Si alguien se siente en la tentación de pensar que el vocablo de germanía “soplón”, como delator o chivato tiene relación con la técnica utilizada por Mascaró para desenmascarar brujas, que no se equivoque. Es camino errado. El término “soplón” que ya utiliza Quevedo a menudo (aunque los argentinos creen que es palabra lunfarda, los muy engreídos), tiene un doble origen. Por un lado, cuando el borracho sopla, se delata, con el olor de su aliento. Por otro lado, la bota de vino, cuando se la presiona,  suelta el vino, al igual que el imputado “canta” y suelta los secretos que lleva dentro, cuando se le tortura.


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