Joludi Blog

Nov 30
Matemáticas e idealismo.
Las matemáticas son culpables de que muchos pensadores hayan caído en la tentación del idealismo, es decir, en la creencia de que todo conocimiento no es sino alguna forma de introversión. Y que el mundo que importa conocer...

Matemáticas e idealismo.

Las matemáticas son culpables de que muchos pensadores hayan caído en la tentación del idealismo, es decir, en la creencia de que todo conocimiento no es sino alguna forma de introversión. Y que el mundo que importa conocer está dentro de nosotros, no fuera.

La fascinante precisión de las verdades matemáticas, cuya exactitud reconocemos con el entusiasmo y la convicción del viajero que retorna a un hogar añorado, conduce al error de pensar que toda realidad no es sino pura rememoración o reencuentro. El sabio no es el explorador que te ayuda a experimentar y entender el mundo, sino la partera que consigue sacar de tus propias entrañas las criaturas de la certeza.

Me parece que el primero y  más bello ejemplo de esta falacia está en Menón, uno de los más fascinantes diálogos platónicos. Allí, Socrates le pide a un esclavo que se fije en un cuadrado dibujado situado en una cuadrícula. Y que trate de dibujar en dicha cuadrícula otro cuadrado que sea exactamente el doble de grande. El esclavo se muestra incapaz. Pero entonces Sócrates traza una gran diagonal y da la pista para ver otro cuadrado que, evidentemente, es justo el doble del primero. El esclavo se queda pasmado al comprenderlo.

Ese cuadrado, parece decirnos Sócrates, estaba ahí, en el gráfico, listo para que lo descubriese el esclavo mediante la reflexión. Esperando el reencuentro. Por lo tanto, el conocimiento no es sino reconocimiento. Pura introspección. Mirar dentro de uno mismo.

Este es el aparentemente inocente punto de partida de un error que duró muchos siglos y que ha tenido colosales consecuencias en la Historia de la Humanidad, desde el odio cristiano hacia lo mundano y lo corporal hasta, efectivamente, los diferentes totalitarismos de diverso cuño ideológico del siglo XX.

Incidentalmente, aunque no se hace referencia a ello en el Diálogo de Menón, el dibujo de Sócrates también hace ver una demostración visual muy bonita del teorema de Pitágoras, al menos para los triángulos rectángulos isósceles. Una oportunidad perdida de Sócrates para remachar aún más la insidiosa idea de la anamnesis. Menos mal. Se empieza por el teórema de Pitágoras y se acaba proclamando la unidad de destino en lo universal…


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