He leído en alguna parte eso de que “si puedes soñarlo, puedes hacerlo”. Es una mentira propia de un slogan de una petrolera o una compañía eléctrica (cada vez es peor la publicidad institucional que se hace). En cambio, la inversa es casi cierta. Casi todas las cosas importantes que se consiguen, a escala colectiva o personal, han debido ser previamente soñadas. Es decir, si no puedes soñarlo, no podrás hacerlo.