Joludi Blog

Abr 23
Guerra.
E.O. Wilson, contrariamente a Pinker, considera que la guerra está inscrita en nuestros genes y que, salvo milagro, nunca tendremos una paz definitiva. Piensa Wilson de algún modo como los antiguos griegos, que preferían utilizar la palabra...

Guerra.

E.O. Wilson, contrariamente a Pinker, considera que la guerra está inscrita en nuestros genes y que, salvo milagro, nunca tendremos una paz definitiva. Piensa Wilson de algún modo como los antiguos griegos, que preferían utilizar la palabra tregua para referirse a la paz, más bien que la palabra paz propiamente dicha (irené), que consideraban una utopía.

El razonamiento de Wilson tiene que ver, en parte, con las observaciones del comportamiento de los chimpancés, que con cierta frecuencia realizan “raids” asesinos sobre otras tribus.

Pero quizá Wilson es demasiado pesimista al fijarse en los monos. Jane Goodall pasó 15 años entre ellos, en Gombe, y no observó jamás estos episodios de brutal violencia guerrera. Y también existen comunidades de simios, como los bonobos, en los que nunca se dan estos raids asesinos (quizá porque no necesitan ampliar o defender su territorio, estos afortunados simios).

Por otro lado, entre nuestros ancestros, la primera evidencia de violencia grupal clara data de hace solo 13.000 años (enterramientos masivos en el Valle del Nilo, en el actual Sudán). ¿Por qué no tenemos muchas más pruebas de violencia guerrera en los dos millones de años anteriores?

Tal vez en un futuro, al igual que en el pasado más remoto, la guerra no tendrá lugar…Tal vez sea un invento moderno, y destinado a la obsolescencia.