Libros, relojes, monedas.
Me han escrito en relación a un post reciente sobre el Imperio Otomano. En ese post, mencionaba el fatal retraso tecnológico de los turcos con respecto a los otros europeos, que a la postre significó la hegemonía occidental sobre el mundo islámico.
¿Qué cuáles son las razones del retraso turco? Ojala todas las preguntas fuesen tan sencillas de responder.
El Sultán Selim el Terrible prohibió la imprenta, en 1515, bajo pena de muerte. Fundamentalmente trataba de impedir que se prostituyera el libro sagrado y que en manos de las turbas, la reproducción de los libros llevase a la corrupción. Lo consiguió durante dos siglos largos, hasta que la presión popular obligó al muftí Ibrahim a autorizar la letra impresa.
Por otro lado, los turcos se empeñaron siempre en renunciar a los relojes. Era mejor guiarse por la luna y por la luz solar. Aunque no estaba técnicamente prohibido usar relojes, no los usaban ni se familiarizaron con su tecnología hasta apenas hace un par de siglos.
Sin la divulgación de la cultura y sin una mínima organización reglada de la actividad económica, la sociedad civil turca nunca se estructuró suficientemente.
Para colmo, nunca supieron desarrollar un sistema financiero similar al de los italianos o los flamencos. Tampoco entendieron lo importante que era disponer de una moneda fuerte. La economía otomana dependía de la moneda veneciana, el zechino de oro, pues se apreciaba mucho más que la moneda turca, el perpetuamente devaluado y falsificado sultani de oro o la insignificante “blanca”- de plata (quizá de aquí la expresión española de quedarse sin blanca)
Sin libros, sin relojes, sin moneda…el mundo turco estaba en una increible desventaja con respecto a Occidente. Se quedaron sin blanca… Y el Imperio otomano, uno de los mayores, mejor organizados y más poderosos que había visto la Historia, desapareció para siempre a primeros del siglo pasado. Por falta de libros, monedas, relojes.
