El Tesoro del Puente.
“El rabí Nachman solía contar la historia de un judío pobre que vivía en Praga, en un oscuro sotano en el que apenas entraba la luz. Una noche, este hombre soñó que viajaba a Viena y que allí, bajo el puente que conduce al palacio del emperador, encontraría un maravilloso tesoro que le permitiría comprar una casa luminosa y soleada.
Cada noche, el sueño recurrente ocupaba la imaginación de este pobre hombre. Hasta que un día, decidió dejarlo todo y viajar hasta Viena para descubrir si había algo de verdad en su sueño.
Al llegar al puente con el que había soñado, comprobó que estaba muy vigilado. Un soldado hacía guardia día y noche. Durante dos semanas, nuestro hombre cruzó el puente una y otra vez sin saber que hacer.
Un día, uno de los guardias, se dirigió a él y con tono de pocos amigos le dijo: “¿se puede saber que haces siempre rondando por aquí?”
El judío le contó al guardia su sueño. Y el guardia estalló en una gran carcajada. Cuando dejó de reir, el soldado le dijo al judío: “mira que eres tonto por creer en los sueños; si yo me dejase llevar como tú por esas bobadas, ahora mismo viajaría a la ciudad de Praga, porque justamente la pasada noche, yo he soñado que allí había un judío que tenía un tesoro en un sotano”. Y el soldado volvió a soltar otra gran risotada mientras se marchaba hacia el otro lado del puente.
El pobre judío volvió esa misma noche a Praga. Tan pronto llegó, excavó en el suelo del sotano y encontró una gran fortuna.
Más tarde, al pensar en lo que le había ocurrido, comprendió que el tesoro estuvo siempre junto a él, aunque tuvo que viajar muy lejos para saberlo.
Rabí Nachman decía que eso es lo que pasa con casi todas las cosas valiosas que deseamos. A veces nos vamos a buscarlas muy lejos, tan sólo para acabar descubriendo que siempre estuvieron muy cerca de nosotros…Tan cerca, que nos pasaron desapercibidas.”
