Bioquímica y conducta.
Prácticamente no pasa un día sin que lleguen nuevas noticias sobre la relación entre la bioquímica de nuestro organismo y nuestro comportamiento. Ahora, tenemos noticias de un fascinante estudio sobre los efectos de la testosterona que se ha presentado en la Convención Anual de Neurociencia de Chicago.
Se trata de un experimento que parece haber demostrado que existe una correlación inversa fortísima entre la generosidad de una persona y sus niveles de testosterona. Cuando los niveles de esta hormona son altos, la persona se convierte en un egoista y un avaricioso de mucho cuidado.
Nadie entiende bien cómo ocurre esto. Se piensa que quizá la testosterona inhibe la eficacia de la oxitocina, también conocida como hormona de la generosidad. El caso es que estos “machos alfa” del experimento, creados artificalmente a base de dosis extremadamente altas de testosterona son, al mismo, tiempo, unos seres lamentablemente agarrados, genuinos mister scrooges. El experimento no deja dudas.
Lo fascinante de todo esto es que en los últimos años, de una manera progresiva pero implacable, estamos siendo testigos de un proceso de revisión integral de la idea misma de responsabilidad humana. Con lo que vamos sabiendo sobre bioquímica y neurociencia, estamos obligados a repensar de arriba a abajo nuestro sentido de la libertad y la responsabilidad personal. Y si no lo hemos hecho es porque quizá todavía estamos “groggy” tras el impacto de los acontecimientos. Pero algún día comprenderemos bien hasta que punto es decisivo todo este proceso imparable en relación con nuestros valores y principios. Y sacaremos las oportunas conclusiones.
