Joludi Blog

Oct 29
Seguros.
Imaginemos que yo soy un comerciante y naviero de Génova, en el siglo XIII. He conseguido, de un proveedor oriental, un cargamento de seda maravilloso. Lo puedo vender por 10 veces su precio original en Brujas. Pero si mando uno de mis...

Seguros.

Imaginemos que yo soy un comerciante y naviero de Génova, en el siglo XIII. He conseguido, de un proveedor oriental, un cargamento de seda maravilloso. Lo puedo vender por 10 veces su precio original en Brujas. Pero si mando uno de mis barcos allí. es posible que sea capturado por los piratas y pierda el cargamento y el barco. Si pierdo ambas cosas será mi ruina. Puedo permitirme perder una u otra. Pero no ambas.
Se me ha ocurrido una idea. Voy a hablar con un amigo mío muy adinerado que se dedica a prestar dinero en Génova y que tiene un corresponsal de su chiringuito financiero en Brujas. Le voy a proponer que me compre el cargamento de seda por un precio razonable, no muy diferente del precio al que yo he comprado la seda en Génova. Yo llevaré esa seda, que ya no será mía, en mi barco hasta Brujas. Pero mi amigo me tiene que permitir recomprarle el cargamento de seda una vez que llegue a Brujas, eso sí, por doble de su precio original.
Para mi amigo es un buen negocio. Paga X ducados en Génova por una seda por la que recibirá 2X ducados en Brujas, solo un mes más tarde.
Para mí también es un buen negocio. Yo compro una seda por 2X  y la vendo por 10X.
Naturalmente, mi amigo corre un riesgo de perder la seda, si mi barco se hunde. Pero él sabe que yo tomaré todas las precauciones imaginables para no perder mi barco. Además, mi amigo puede hacer la misma operación con seis o siete barcos que zarpen hacia Flandes. Y siendo así, compensará la hipotética pérdida de un cargamento hundido con el amplio beneficio obtenido en los otros que lleguen bien a puerto.
Este tipo de soluciones ingeniosas fueron el germen de las empresas de seguros. Con el tiempo, el artificio de vender en Génova y recomprar en Brujas se simplificó hasta tomar la forma ya conocida por nosotros de pagar una prima de seguro que permitiría recuperar el valor de lo asegurado en caso de siniestro. En esencia, estamos hablando de lo mismo. Pero hizo falta un talento increible para que a alguien se le ocurriese por primera vez.
Esta invención cambió la Historia de Europa Occidental. Hizo posible el comercio marítimo a escala masiva y con ello sentó las bases del capitalismo europeo y de la Revolución Industrial.