Conseguir un gran premio (en cine, en literatura, en música) suele traer mala suerte para el galardonado. No por nada, sino porque los grandes galardones suelen convertir a sus receptores en creadores menos originales, más hipócritas, más convencionales…Esto ya lo vió Baudelaire mucho antes de que existiesen los Nobel, los Oscars o Eurovisión…