Joludi Blog

Mayo 26
Romance y romanticismo.
En muchos idiomas se usa, para referirse a una novela, alguna palabra relacionada con “roman”. Esto es lógico. Las primeras novelas que se publicaron en Europa, allá por el siglo XIII, eran novelas sobre temas de amor o...

Romance y romanticismo.

En muchos idiomas se usa, para referirse a una novela, alguna palabra relacionada con “roman”. Esto es lógico. Las primeras novelas que se publicaron en Europa, allá por el siglo XIII, eran novelas sobre temas de amor o caballería, escritas en lenguas romances, de forma que pudieran llegar a públicos más amplios. Era el nacimiento de la industria editorial, impulsada por autores como Chretien de Troyes y sus historias artúricas, y resultaba lógico utilizar un lenguaje mucho más masivo que el latín culto. Esas narraciones en romance se quedaron luego en simples “romances”.

Curiosamente no fue así en España, pues nosotros ya habíamos llamado romances a todo un género literario específico, en verso, que precedió en uno o dos siglos previo al nacimiento de la novela europea. Un género genuinamente hispánico. Por eso tuvimos que acogernos en castellano a una palabra específica y posterior que surgió en Europa para definir el nuevo arte de escribir narraciones en prosa: novella, como el Decamerón de Bocaccio.

Los portugueses, en cambio, siguiendo el modelo de franceses e ingleses, y sin el riesgo de confusión con obras como el Cantar del Mio Cid, se han arreglado siempre con la palabra “romance” para denominar a las novelas propiamente dichas. Como los franceses (roman) o los italianos (romanzo).

Naturalmente, el “roman”, dio “romántico”, en el sentido de lo novelesco, de lo que evoca las grandes narraciones literarias de amor y aventuras. Por eso la palabra romance/romantique tiene un sentido más profundamente relacionado con lo literario y lo amoroso en francés, inglés, italiano o portugués, que en español, donde lo novelesco queda más oscurecido.