Joludi Blog

Ene 17
El Tesoro de la Playa.
“Una leyenda de Ceilán nos cuenta la historia de un sabio que solía caminar por la playa al amanecer junto a algunos de sus discípulos. Una mañana, el viejo sabio encuentra entre la espuma una enorme perla que sin duda el mar...

El Tesoro de la Playa.

“Una leyenda de Ceilán nos cuenta la historia de un sabio que solía caminar por la playa al amanecer junto a algunos de sus discípulos. Una mañana, el viejo sabio encuentra entre la espuma una enorme perla que sin duda el mar acaba de depositar en la orilla. La recoge, la guarda en su bolsa y sigue caminando.
Al cabo de un rato, el sabio ve como un pescador se acerca hacia él corriendo.
–Busco una gran perla–dice muy agitado el pescador–un astrólogo me ha dicho que hoy alguien podría encontrar lo más valioso del mundo en esta playa.
–¿Tal vez te refieres a esta perla?–dice el sabio, sacando la maravillosa joya de su zurrón.
–¡Esa es justo la perla que busco!–contesta el pescador–¡me pertenece!, el astrólogo predijo que la encontraría en esta playa.
Si bien un pronóstico no debería dar derecho a nada, el sabio no tiene inconveniente en entregar la gran perla al pescador. Hecho esto, le dice adiós y reanuda su paseo junto al mar. Los discípulos contemplan la escena asombrados.
El pescador se marcha feliz a su cabaña con su gran tesoro. Pero esa noche no puede dormir pensando en cómo habrá de emplear el mucho dinero que obtendrá por la enorme perla. La siguiente noche lo que le quita el sueño es el miedo a que le arrebaten la perla antes de conseguir venderla. La tercera noche tampoco puede dormir pensando en sus vecinos, que han sabido de su hallazgo y le han exigido una parte del tesoro.
Tras la última noche en vela, al amanecer, el pescador coge la perla y vuelve corriendo a la playa, donde encuentra al sabio y a sus discípulos paseando junto a la orilla.
–Vengo a devolverte la gran perla–le dice el pescador al sabio–y a unirme al grupo de tus estudiantes.
–¿Por qué?–pregunta el sabio.
–Porqué tres noches en vela me han hecho comprender que el tesoro que tú debías darme no era la perla. El tesoro era lo que había en tu corazón cuando me la diste.”