Tobin Hood… ¡Qué idea! ¿No? Si los tiburones financieros son los que nos están arruinando, pues les ponemos tasas a sus transacciones y ya está. Incluso le podemos dar al asunto un nombre bonito, como Tobin, que suena a Robin…¡Qué fácil! ¡Cómo no se nos había ocurrido antes! Solo una pequeña pega: no servirá de nada. Los poderosos buscarán guaridas más seguras. Y seguirán especulando desde allá. Siempre lo han hecho así. Nada cambiará. Porque mientras los dioses no cambien, no cambiará nada. Aunque venga de nuevo el mismísimo Robin Hood.