Joludi Blog

Feb 23
Como la palma de la mano.
La relación entre la longitud del dedo índice y la del anular ha sido objeto de toda clase de especulaciones científicas o semicientíficas. Para empezar, está virtualmente probado que se trata de un rasgo sexualmente...

Como la palma de la mano.

La relación entre la longitud del dedo índice y la del anular ha sido objeto de toda clase de  especulaciones científicas o semicientíficas. Para empezar, está virtualmente probado que se trata de un rasgo sexualmente dimórfico, como lo es la nuez de la garganta por ejemplo. Parece ser que los hombres tienen el índice bastante más corto que el anular. Cosa que no ocurre en las mujeres, que tienen ambos dedos de tamaño bastante similar. Hace algunos años, un equipo de investigadores de la Universidad de Alberta, en Canadá, se fijó en este dimorfismo y realizó un estudio bastante amplio sobre el tema. Descubrieron que había una correlación entre la proporción entre los dos dedos y los niveles de testosterona de los varones. Es decir, si en un hombre el índice es muy corto en relación con el anular, podría ocurrir, con bastante probabilidad por lo visto, que su nivel de hormonas masculinas fuese realmente alto.
A partir de esta relación entre la testosterona y las longitudes de los dedos, emergió la leyenda urbana según la cual la proporción entre las longitudes de los dedos era sin la menor duda un indicador de la homosexualidad o heterosexualidad del individuo. Cuando surgió la noticia todo el mundo (del género masculino) en las oficinas se aplicó súbitamente a fotocopiar la palma de sus manos y aplicar en seguida la regla y la calculadora para constatar adecuadamente su propia virilidad (o la ausencia de ella).
Aquella fiebre de medir los dedos de la mano y sus relaciones, pasó. Pero, ¡oh no!, ahora vuelve el tema de los deditos. Unos investigadores de la Universidad de Nottingham ha radiografiado la mano de 3.172 personas y ha comprobado, con toda certeza, que las personas que tienen el dedo índice más largo que el anular, tienen tendencia a sufrir serios problemas de huesos, en especial la dolorosa afección llamada osteoartritis.
Así que ya lo sabemos. La palma de la mano encierra toda clase de secretos sobre nuestra salud y nuestras emociones. Y quizá las gitanas que nos leen el futuro mientras sujetan nuestra mano ya conocen bien, de forma empírica, todos o parte de esos secretos. Tal vez aquella anciana gitana que nos convenció de decirnos la buenaventura y que para nuestra gran sorpresa acertó al pronosticarnos tres o cuatro cosas, simplemente estaba midiendo mentalmente las proporciones de nuestros dedos, y extrayendo las oportunas conclusiones que ahora la Ciencia parece validar.